12.5.10

LEGISLACIONES (I)

Las publicaciones periódicas infantiles o juveniles no deben contener ninguna ilustración, cuento, crónica o inserto que presente aspectos favorables del bandolerismo, la mentira, el robo, la pereza, la cobardía, el odio, el vicio o todo acto cualificado de crimen o delito o cuya naturaleza desmoralice la infancia o la juventud.
Ley francesa de julio de 1949 de publicaciones destinadas a la juventud

Este acta se aplica a cualquier libro, revista o similar cuyo contenido consista total o parcialmente en historias narradas con dibujos (con o sin texto escrito) que contengan:
a) la comisión de crímenes;
b) actos de violencia o crueldad;
c) incidentes de naturaleza horrible o repulsiva;
en la medida de que ese contenido tiende a corromper a niños y jóvenes en cuyas manos cae incitando a cometer crímenes y actos de violencia o crueldad.

La persona que imprima, publique, venda o alquile contenidos de este tipo será culpable de un delito con pena de prisión que no excederá de 4 meses y una multa no superior a las 100 libras.
Acta del parlamento británico de 1955.

En ambos casos, francés y británico, las leyes fueron aprovadas fruto de pactos entre fuerzas conservadoras y la izquierda comunista. Los primeros como defensores de la moral y los segundos por antiamericanismo, al considerar que los tebeos, repletos en su mayoría de contenidos procedentes de los EE.UU., eran un vehículo para la propaganda. En ambos casos tampoco se hace una relación detallada de los contenidos no deseables, sino que es generalista, a diferencia del Comic Code (que no es legislación sino pacto entre editores) o las normas españolas de 1955 y 1966. También hay diferencias. La británica va a rebufo del pánico mediático desatado al otro lado del Atlántico. La francesa, en cambio, es anterior, e incluye también un elemento proteccionista: tebeos como Le Journal du Mickey o Tarzán (un tipo dudoso que vivía amancebado y medio en pelotas en la selva) arrasaban en ventas poniendo en peligro los semanarios católicos para jóvenes (entre ellos, los belgas Tintin y Spirou).


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