12.9.08

DEL RETROFUTURISMO AL APOCALIPSIS

expo chicago 1933 02


Obsevando con deleite los maravillosos carteles de la Exposición Universal de Chicago de 1933 (hay un par más abajo) pienso en como durante muchas décadas (¡decenas!) las "expos", nacidas para mostrar el futuro, fomentaban y dejaban libre el sentido de la maravilla. El futuro que veían sus visitantes era el retrofuturo, un mundo soñado donde orden y estética eran claves para el bienestar. Ese poder de evocación perduró mucho, aunque no sé cuando acabó. En los Century Boys de Urusawa, por ejemplo, la fascinación de unos niños ante la Expo de Osaka de 1970 (abajo su Torre del Sol) forma parte de la educación pop que, en el manga, acabará llevando a uno de ellos a dar forma a sus fantasías infantiles de destrucción mundial. Enlaza con la idea del título del post, del retrofuturismo al apocalipsis, la fascinación por el futuro soñado lleva a crear un apocalipsis que tienen aspectos ciertamente cutres: los robots gigantes no son una pieza de ingeniería superlativa sino una cochambre steampunk. Consulto con Raúl Minchinela si es acertado escribir que las Expos han seguido el mismo camino que la ciencia ficción: retrufuturo, ciencia hard y, finalmente, realismo ballardiano. Su respuesta es aún mejor que mi reflexión: la Expo de Zaragoza es la primera que no trata sobre un futuro mejor sino sobre el Apocalipsis. Ya no hay tecnología del futuro sino medidas para retrasar el fin del mundo (que toma forma de cambio climático). Yo acabo la conversación apuntando que, quizá, el elemento ballardiano esté en que los visitantes recorren la muestra degustando comidas exóticas.


expo chicago 1933

expo chicago 1933 03

1 comentario:

Anónimo dijo...

hermes kelly 22
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