16.11.07

VETE A VER HEIDI


En los comentarios de la crónica de Juan Carlos Paredes sobre la Semana de Cine Fantástico de San Sebastian de este año ID saltó rápido en defensa de À l’intérieur de Maury y Bustillo:
"(...) No seamos reduccionistas con una peli tan gozosa que tiene hasta perspectivas falsas, anacronismos en pro de la plástica, siluetas en negro a lo Seis mujeres para el asesino, luz fluorescente e impúdica en el cuarto de baño y brumas, niebla literal, dentro de la casa... Lo de menos es lo de la deuda, lo del accidente y todo esa coartada para vestir un poco el capricho. A l'Interieur es más importante incluso, al menos a nivel sentimental, de lo que lo fue el aterrizaje de Haute Tension."

Y tiene razón. Toda la razón del mundo. Hace días que la película sigue haciendo run run (shaw) en mi cabeza y cosas como las que afirma ID no ayudan a olvidarla. En realidad, me place el recuerdo aunque me atormente. En un festival tan inhumanamente pantagruélico como el de Sitges yo pierdo la perspectiva y luego se me cae la cara de verguenza cuando me leo cosas como esta:
No se engañen, la película es mala, los personajes, tontos y planos, aparecen en escena con el único propósito de ser degollados, desangrados, desfigurados o lo que toque y todo lo que va a pasar nos lo imaginamos cinco minutos antes.
Vale. Es cierto que luego lo arreglo y que escribir deprisa y corriendo como lo hago en mis crónicas de Sitges provoca estas cosas. Pero eso no quita que dejara ahí escrito, para la posteridad, que es mala. Y no lo es, ni mucho menos. Si así fuera no volvería a ella y la recuerdo y luego aún la rememoro más cuando leo defensas como las de ID. ¿Cómo puedo decir que nos imaginamos lo que va a pasar cuando tiene un final, en estos días, inimaginable? Es que ni la pregunta de si van a ser capaces me formulé. Mira si soy necio. Vale, sé por qué lo dije. Lo escribí por todas esas víctimas haciendo el paripé la noche de Navidad. Pero coño, ¿qué esperaba? ¿El Rey Lear? Ni falta que hace. Y fíjense si soy burro que toda la irrealidad lumínica y visual que envuelve esta peli brutta, y que tan bien le sienta al eco de pacto de brujas que aguarda en su interior (y nunca mejor dicho), me pasó por alto (eran las ocho de la mañana y había dormido cinco... ¿les vale la excusa?) en su coolbeísmo eurotrash ¡a mí! ¡que amo estas cosas! Recuerdo una escena, con la chica sentada en el sofa y, al fondo, la cara entre tinieblas de una sepulcral Beatriz Dalle tras la puerta. Y me dije que eso era bello. Pero al acabar la proyección, tras la grandguiñolada final, el crítico que estaba sentado ante mí se levantó iracundo al grito de "está iluminada de puta pena" y yo, pobre de mí, quizá aún perturbado por lo visto, no dije nada y hasta incluso asentí por no discutir, aunque acababa de aplaudir el bello grito que, minutos antes, había atronado en la sala acallando el primer (y único) silbido. Un memorable "¡Vete a ver Heidi!" que pasará a la posteridad argumental palmatoria. Quizá A l'Interieur, como ente de horror (y no como película) se molestó conmigo cuando vio que yo andaba escribiendo por ahí (aquí) que era una película mala. Y por eso, mes y medio más tarde, sigue acudiendo a mi memoria para atormentarme. Y de ahí este post, para quitarme la espina (o el machete). La pena es que si lo hago igual y la olvido. Y tampoco quiero eso.

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