18.10.07

TEBEOS!!!! (III) : ESPECIAL ELLAS

Una de las felices consecuencias del éxito de Marjane Satrapi y su Persépolis es que el cómic hecho por mujeres (y a menudo para mujeres) ha dejado, un poquito, de ser una excepción. Aparecen cosas con la regularidad suficiente para que cada tres o cuatro meses pueda dedicarles un especial radiofónico compilativo de novedades. El guión del último de ellos, sensiblemente adaptado para el Blog Ausente, es lo que tienen a continuación. La versión audio, más neutra y en catalán, pueden escucharla dándole al 25 de septiembre de 2007 desde aquí o descargarla en mp3.

Sexy Chix de Varios Autores (Glénat)



Glénat tiene, de hecho, una colección específica y bastante regular bautizada como Chix. Una de sus últimas novedades es esta antología dedicada precisamente a féminas que hacen historieta en EEUU, editada en origen por Dark Horse. El abanico es amplio e incluye nombre conocidos más o menos cercanos al mainstream usaca (Collen Doran, Jill Thompson o Amanda Conner) o figuras del underground que aquí hemos conocido tarde (Roberta Gregory). Otros nombres me son absolutamente desconocidos, y entre ellos han llamado mi atención Colleen Cover, Joelle Jones o Chynna Clugston, aunque es obligado destacar a Alexa Kitchen, que con sólo ocho años deja en evidencia a más de una/o y establece un nuevo rango diferencial: la edad.

El interés no quita que sea víctima del problema que afecta a toda antología por definición: hay de todo. De lo interesante a lo falto de interés, aunque yo creo que en en conjunto puntúa alto, en parte gracias a la absoluta libertad con que cada una de ellas afronta el encargo: divertimentos lúdicos, denuncias de género, anécdotarios biográficos más o menos impactantes, más o menos divertidos, más o menos emotivos; aunque, curiosamente, lo que más llama mi atención es Trina Robbins, conocida teórica yanqui que se declara historiadora feminista del cómic pero que aquí plantea un guión muy de detectives teen ilustrado por Anne Timmons en tono muy cercano al manga. El tipo de feminismo que me gusta.

Una Saga Genética de Claire Bretécher (Norma Editorial)



Claire Bretécher es una institución de la historieta francesa. Descubierta por Goscinny, fue fundadora (junto a otros huidos de Pilote) de L’Echo des Savannes. Se inició con ella y sus compis Gotlib o Edika una línea de humor feroz que aquí hemos catado poco y mal. De hecho, de Bretécher hacía mucho que no salía nada en castellano. Supongo que la línea de Norma de cartonés en formato reducido para humor bestia gabacho debe funcionar bien y se han animado a continuar a Petillon y Wuillemin con ella. Y yo que me alegro. Una Saga genética es una sátira nada complaciente sobre selección genética y reproducción asistida; dispara a bocajarro mala leche contra todos, aunque también deja algún espacio a la sutilidad. Claire Bretécher, estandarte de la caricatura feista como medio para meter el dedo en el ojo, va subiendo el tono animal de un álbum que se lee con risas maliciosas. Señal de su calidad es que se publicó por primera vez en 1983 y no ha perdido un ápice de actualidad.

Escaparate de Jessica Abel (Astiberri)


La Perdida (Astiberri) me gustó bastante. Se sitúa y gira alrededor del México pop que me fascina (los datos de la autobiografía de Blue Demon los saqué de ahí, por ejemplo), y cuando el tono slice of life puede llegar a cansar se reconvierte en un buen thriller. Esa mezcla lo convierte en un rara avis genérico bastante interesante. Sí, me gustó, y supongo que debió tener una buena recepción ya que Astiberri ha mirado hacia atrás en la obra de Jessica Abel y ha editado Escaparate, antología de algunos de los relatos gráficos que dieron a conocer a su autora. El grueso del asunto lo componen historias de amor urbano, o algo así, ya que la palabra amor no es la más indicada, pero no me hagan pensar mucho que sigo agotado tras la titanada de Sitges. Enamoramiento, confusión, sexo, ligoteo. Todo ese mejunje escrito es más descriptivo. El dibujo realista y natural le sienta muy bien a las historias, uno de cuyos puntso fuerte son los finales abruptos y agridulces, que retienen durante un rato lo explicado en la mente del lector. Como anexo final, unas pocas páginas complementarias con Abel ejerciendo de cronista social rematan un álbum interesante.

La Madre Ardilla de Megan Kelso (La Cúpula)



Megan Kelso me ha supuesto todo un descubrimiento. También viene de la independencia, como Abel, pero la propuesta, sin moverse del territorio de lo íntimo-costumbrista, está radicalmente al otro lado. Lo primero que llama la atención es la exquisitez gráfica. Bellísima línea clara de corte caricaturesco, muy en paralelo a la de Kevin Huizenga. De hecho, la personalísima forma de tratar el slice of life (que de tan personal deja de serlo) también tiene sus puntos en común. Megan Kelso nos habla de madres añoradas, de Halloweens tristes, de mujeres tímidas que coleccionan vestidos pero que sufren imaginándose con ellos puestos o de la avidez museística sobre las colecciones privadas. Lo humano desde lo subjetivo. También se incluyen extrañas pero fascinantes disertaciones sobre los fundadores de la patria estadounidense, y es que hay una segunda Kelso interesada en la política, desde una sensibilidad tan especial como la que luce en este bello álbum, al fin y al cabo está publicando en el New York Times una serie sobre una ama de casa obsesionada con Nixon y el Watergate. A mí me ha gustado.

Castle Waiting de Linda Medley (Norma Editorial)



Otra independiente alejada de las dos anteriores es Linda Medley, a la que no conocía de nada pese al aparente éxito al otro lado del Atlántico de su Castle Waiting. Blanco y negro de pulcras líneas, lo suyo es el territorio de los cuentos y la fantasía. Partiendo de La Bella Durmiente, reúne en un muy especial castillo mágico a una serie de perdedores que quieren vivir en paz, alejados del mundanal ruido del medievo cuentista. El primer tomo, además de la introducción, nos presenta a una fugitiva embarazada que sube al lector a los lomos de su asno para recorrer la geografía del lugar y presentar a los personajes que lo habitan. A partir de ahí todo apunta a que cada uno va a ir largando su historia. Así, el segundo volumen está dedicado, por completo, a una congregación de religiosas libertinas con un bizarro punto en común: todas son mujeres barbudas. No están nada mal estos tebeos, transmiten frescor y abordan el cuento desde una perspectiva adulta, alejada de la perversión Disney, que mezcla bien la inocencia con lo retorcido.

Esther y su Mundo 1 de Purita Campos y Phillip Douglas (Glénat)



Hace unos años jamás hubiera dicho que me interesarían tanto los tebeos de Purita Campos. De jovencito, sólo con verlos en los quioscos me poducían dentera. Y ahora, en cambio... no hace tanto pusimos patas arriba los altillos de casa de mis suegros buscando infructuosamente la colección de doña absenta. La culpa fue de Grace Morales y su celebrado texto sobre novelas y tebeos para niñas publicado en el mismo Mondo Brutto en el que yo diseccionaba a los héroes de la IPC. De hecho, descubrí que la editorial era la misma, y que mientras me dedicaba a los tebeos de niños, había también tebeos para niñas. La historia de sus seguidoras formando nutridos foros y las colas que generaba en los salones del cómic llamaron tanto mi interés que busqué algunos tebeos que leer (bastante imposibles de localizar, por cierto). Así que celebro la recuperación de la serie original, porque hay en ella algo que me fascina. Sí, es historieta teen bobalicona y azucarada, pero tiene el encanto del pop puro y, la verdad, me distraen lo suyo, que es lo que me interesa. Quién me lo iba a decir. Respecto a la edición, la no disponibilidad de originales (guardados a cal y canto en algún sótano británico) obliga a una reconstrucción partiendo de lo publicado por Bruguera. La decisión de mantener el rotulado mecánico me resulta curiosa, pero forma parte del encanto.

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