4.10.07

DESDE SITGES CON ARDOR (III): EL ORFANATO


No acabo de entender la agresividad con que una parte de la prensa ha acogido El Orfanato. Es cierto que el éxito de ventas internacionales y la preselección a los Óscar ha sobredimensionado una correcta película de fantasmas. Porque no es más (ni menos) que eso, un relato de horror con sus fantasmas del pasado exigiendo dormir en paz, su caserón ominoso, sus ruidos, sus secretos. Me temía un final fatal durante toda la proyección, pero equilibra sin demasiados aspavientos la contradicción entre dos exigencias: el final chungo de todo buen cuento de miedo con la nota sensible que al parecer garantiza la buena marcha comercial al otro lado del Atlántico. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: es muy clasicota (cosa que no me parece mal), no pretende ser más que lo que es y asume su condición de producto que inevitablemente va a ser comparada con Los Otros hasta la saciedad (cosa injusta: The Innocents y Al Final de la Escalera son la clave del meollo y nadie las menta). Es cierto que tiene momentos psé y que Belén Rueda no es la Kidman, pero yo prefiero quedarme con el inquietante niño del saco, con el uso de los juegos infantiles de toda la vida o una buena escena de mediums y nuevas tecnologías.

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