18.7.07

SUBTERRANEA IT'S ON MY MIND (tekelili tekelili)


El amigo Rancio me enviaba hace unos días una noticia maravillosa: una expedición al Polo Norte en busca del célebre agujero que da entrada a la Tierra Hueca está próxima a partir. Subterránea. Mi querida Subterránea, uno de los temas que más me fascinan porque aúna dos facetas del pulp: la ficción fantástica y la realidad como matería prima para ésta. Además, a través de esta noticia llego a nuevos elementos que sumar al Universo Subterráneo.



Por un lado, descubro la existencia del libro The Hollow Earth, escrito por David Standish y publicado con éxito el año pasado. Por lo que veo, el libro propone precisamente el recorrido histórico por ambas facetas (es decir, de Symmes a Shaver pasando por Borroughs), dicen que está muy bien editado, profusamente ilustrado, tiene sentido del humor e inglés accesible. ¿Alguno de ustedes lo conoce?


Por otro lado, y ya adentrándonos en la noticia arriba enlazada y génesis de este post, me entero de que un tal Steve Currey comenzó a preparar una expedición de este tipo en 2004. Currey era un aventurero de finales del siglo XX, es decir, cuando la aventura ya es básicamente impostada y lúdica. Un explorador que organizaba arriesgados viajes en barca por ríos exóticos para los capitanes tapioca domingueros de la sociedad borderline. En algún momento dio con las expediciones aéreas del Contralmirante Richard E. Byrd (que gozan de diversas versiones según se tenga fe o no en La Tierra Interior) tras la Segunda Guerra Mundial. Currey vio oportunidad de negocio y empezó a organizar una expedición que partiría desde la Rusia siberiana el verano del 2006. No era una excursión de científicos, como muestra el hecho de incluir una matrícula previa por 19.000 $. Si se deseaba la intimidad de los mejores camarotes, la cosa subía hasta los 24.000 dólares. Me sorprende descubrir que los días 15-16 de julio ¡estaba previsto visitar el palacio del Rey de la Tierra Hueca! Y es que Currey no tardó en anunciar que su expedición daría con las tribus perdidas de Israel, emigradas hace 2.500 años al interior de nuestro planeta y donde reina el verdadero Rey del Mundo, descendiente directo del bíblico Rey David. No deja de ser curioso contrastar esta teoría con otra que localiza en Subterránea a los huidos miembros de la SS, Hitler incluido, y sus ovnis intraterrestres. Yo, por mi parte, influido por esa maravilla Disney de 1974 que era La Isla del Fin del Mundo, siempre he creído que lo que ahí hay es una tribu perdida de agrestes vikingos en una frondosa Tierra Salvaje como la del Ka-Zar marvelita.


¿Y qué paso con Currey y su expedición? Pues que su destino fue fatal: meses antes de partir comenzó a sufrir grandes migrañas, acudió al médico, se le diagnosticaron una serie de tumores cerebrales y murió al cabo de un mes. Noticia que supongo confirmaría en su fe en Subterránea a más de un conspiranoico, además de entristecer profundamente a amigos y familiares de Steve Currey. La expedición, obviamente, fue abortada y, supongo, se devolvieron los ingresos de las inscripciones ya avanzadas. Y ásí quedó la cosa hasta que Agnew Brooks, Physicist and futuristic, ha decidido retormar la expedición, prevista ahora para el verano del año que viene. A bordo de un rompehielos soviético tuneado para la ocasión, además de genuinos científicos, le acompañarán expertos en meditación, mitología, ufólogos y un equipo de cineastas dispuestos a documentar visualmente este maravilloso reality pulp del siglo XXI. Sólo por eso ya valdrá la pena, aunque, como dice el señor Brooks: "si encontramos algo, será el descubrimiento más grande de la historia del mundo". Y tanto.

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