El pasado sábado en la obligada visita a Lady Filstrup me deleitaban con este genial post dedicado a recopilar, en forma de exposición virtual, las esculturas que el genial Vazquez diseminaba como decoración en sus historietas. Puro arte pop de consumo de masas de genuina estética 60's y 70's. Debo reconocer que es el tipo de análisis que me gustaría haber realizado, ya que siempre me he fijado en esos detalles by Vazquez, como el diseño de los muebles y sillas de la casa de Las Hermanas Gilda. De hecho, creo que hay algo innato en esa atracción que siento ante el arte pop-kitsch seminal del Tío Vazquez. Lo pienso porque en casa de mi abuelo materno, lugar gigantesco plagado de objetos e historia, había una estatuilla de madera que, cuando por desgracia aquella casa enorme se puso a la venta, me llevé conmigo junto a centenares de libros de ciencia ficción de mi tío y una mesa de sala de estar chapada en cobre con madera de altísima calidad (y que a buen seguro un anticuario vendería por cifras importantes). Fíjense ustedes qué tres cosas más distantes hice mías casi actuando por instinto de supervivencia. Y aunque las esculturas de Vazquez llamaban mi atención, no ha sido hasta este post de los burgomaestres de Lady Filstrup que me he dado cuenta de que son el mismo estilo, por no decir, idénticas, a esa hembra curvocúbica turgente y de madera que ahora decora la Mansión Ausente, al lado del alienígena de Toy Story, como les muestro en la siguiente y doméstica instantánea.
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