30.4.05

¡MÁS RÁPIDO QUE SU PROPIA SOMBRA!



Eurowestern, palabro más amplio con el que se designa tan sólo un poco más que con el sinónimo espaguetti-western, normalmente aplicada al ámbito del séptimo arte. No deja de ser curioso que un género tan norteamericano (aunque popular, adelantando parte de respuesta) cuando empieza a dar ciertas muestras de cansancio se renueva al otro lado del Atlántico. El concepto de la “Aventura” (la mayúscula no es casual) y la versatilidad interna del relato que ofrece “una del oeste” dan para mucho e italianos, españoles y demás amigos de la coproducción supieron hacer uso de las posibilidades en muchos títulos rodados en Almeria e incluso Esplugas City (hoy, ahí, hay un Corte Inglés).

El término de eurowestern también puede exportarse al mundo del cómic. Incluso con mayor acierto. El eje mediterráneo sigue siendo clave e incluiría la basta y casi siempre excelente producción francobelga (de la que soy fan declarado). Porque si uno hace la pregunta ¿cuál es el mejor tebeo del oeste? La respuesta casi siempre toma la misma dirección: Blueberry, Ken Parker, Comanche. Y luego vendrían los Tex, Buddy Longway, Durango, McCoy, Sunday, Fort Wheeling, Jonathan Cartland, Jim Cutlass. Es cierto que hay un gran desconocimiento de la producción de tebeos del oeste genuinamente norteamericanos (salvo un par de cosas añádanme al grupo de los ignorantes al respecto), pero aún así las obras maestras están a nuestro lado del Atlántico.

De todas formas, cuando se hace esa ideal selección de títulos casi siempre se comete una terrible injusticia. Es cierto que los tres citados (Blueberry, Ken Parker, Comanche) están en todo lo alto, difícilmente alcanzables. Pero muy pocas veces se incluye a Lucky Luke en el segundo grupo que sigue de cerca a los tres escapados. Considero que es una enorme injusticia. En la creación de Morris (impulsada luego con la entrada de Goscinny en los guiones) hay ánimo caricaturesco, sí, y manda el sentido del humor, pero pertenece a ese selecto grupo de parodias que se toma en serio el género de referiencia y que lo ennoblecen. Coño. Que estamos hablando de guiones del gran René Goscinny, el cerebro tras Asterix, Umpah-Pah o El Pequeño Nicolás. Que estamos hablando de un genio del arte de “dar risa”, del entretener pero también del documentarse y no dejar a la buena de Dios el contexto de la historieta en cuestión.



Una lectura de los más de treinta álbumes que componen la etapa de colaboración con el dibujante Morris (hay unos cuantos antes de éste en solitario, más primitivos y toscos, y unos cuantos posteriores ya sin la magia del genio) no sólo desatan la risa y la diversión sino que suponen un intenso recorrido por la historia, los tópicos, las costumbres y las celebridades del Salvaje Oeste. Al gag genial (visual o dialogado) hay que sumar un exquisito y delicado respeto por los arquetipos: la construcción del ferrocarril, la frontera, el delincuente mítico, el mississipi, el tahur, el nativo o cualquier otro que se les ocurra. Ninguno de ellos escapa de la visión mordaz de Goscinny. De hecho, se pueden establecer dos grupos de historietas de Lucky Luke, aquellas destinadas a describir con humor una subtemática o personaje clave del género y la historia y aquellas más autoreferenciales y alocadas que tienen a los Hermanos Dalton (primos de los auténticos) y a Ran Tan Plán (el perro más estupido del Oeste) como protagonistas. Y como en cualquier división a lo bruto como la que acabo de hacer abundan los ejemplos en que ambos bloques se contagian mútuamente (Los Dalton van a México sería un buen ejemplo).



Es bastante inminente la aparición en quiscos del coleccionable de Planeta dedicado al personaje. Una buena oportunidad para hacerse, al menos, con unos cuantos títulos que creo imprescindibles para el aficionado al buen tebeo de humor, pero también para quien gusta del género Western. Esperemos que la traducción valga la pena, ya que este tipo de tebeo francobelga es muy sensible en ese aspecto y, encima, la traslación de un idioma a otro se está convirtiendo en una gran lacra de las ediciones españolas y últimamente abundan ejemplos tan vergonzantes como trágicos. Yo, por mi parte, hace un par de meses me propuse releer el máximo de álbumes posibles de cara a realizar un largo post sobre ellos. Al final, como empieza a ser predecible en este Blog Ausente, sólo pudieron ser una media docena (y ya hace más de un mes). Como prefero colgarlo antes de que se me olviden y de que la colección ya sea pasto del recuerdo, les comento así por encima y un pelín telegráficamente esas lecturas, que de todo hubo, sabiendo que algunos títulos de los que guardo buen recuerdo han quedado en el tintero, espero acudir a ellos en un futuro ni inmediato ni lejano. Por cierto, teniendo en cuenta que muchos tienen cuarenta años la verdad es que han envejecido muy poco.



La evasión de los Dalton (1960). Álbum número quince de la colección, de los primeros con Goscinny, quien de hecho no aparecía acreditado inicialmente. Entretenido sin más. La historia avanza a trompicones y de manera algo repetitiva: los hermanos Dalton francasan una y otra vez en sus intentos de culpar a Lucky Luke de sus acciones. Incluye momentos de directa crítica al linchamiento popular (uno de los tópicos a los que me refería antes). Me ha llamado mucho la atención la primera plancha, exenta totalmente de humor parece el prólogo a un western no paródico. La personalidad de los Dalton aún está por perfilarse del todo: Everett (el más alto) no alcanza aún la sublime imbecilidad que le caracteriza y Joe (el líder bajito) tampoco es que se exceda en esas crisis paranoicas y obsesivas para con el vaquero protagonista, pero casi.



Las colinas negras (1962). Álbum número 21 de la colección y uno de los mejores a mi gusto. Lucky Luke acompaña a cuatro científicos al inexplorado Wyoming. La caricatura de los sabios despistados es absolutamente hilarante e irresistible, convirtiéndose en los amos y señores de un tebeo de esos en los que la lectura se interrumpe cada dos por tres por culpa de la risa. Además de ese contraste entre la agreste frontera inexplorada y el científico que vive en su mundo (ciencia y paja pues) ajeno al exterior, entre la vida académica y la salvaje, el tebeo también se acerca a la corrupción política, los intereses creados y una imagen del indio o nativo como algo que puede ser utilizado, engañado y/o expoliado. En definitiva: una de las mejores aventuras del vaquero solitario. La quinta viñeta de la sexta plancha, en la que los científicos ven muy difícil viajar sin su archivo, muestras de rocas, colección de cráneos y mesa de dibujos (y, por tanto, de indudable interés pajero) hubiera acompañado este texto si tuviera arregaldo el escáner.



El escolta (1966). Álbum número 28, no es precisamente de las aventuras más memorables a mi gusto. Retoma el personaje de Billy el Niño (su descripción es reiterativa de la del álbum anterior) para una aventura que recrea otra imagen en este caso no exclusiva del Far West: la cusodia de un peligroso delincuente en un viaje de punta a punta de la nación. En la reseña que les he lincado destacan muy acertadamente al secreto ayudante del adolescente pistolero y la imagen de algunos de los pueblos por los que pasan, formados por un par de destartaladas casuchas en medio de un páramo desértico.



Alambradas en la pradera (1967) . Álbum número 29 y una fantástica visión de las célebres batallas entre los agricultures minifundistas y los ganaderos que arrasan sin ningún miramiento los cultivos de los primeros. Uno más de los álbumes imprescindibles de la colección y una viñeta para el recuerdo, la tercera de la plancha 32: el picado panorámico del terreno totalmente vallado por triplicado y en el centro del recinto el agricultor exclamando “¡Por Fin libres!”. Lucky Luke, convertido en defensor de los más necesitados, no deja de ser un cierto émulo del Shane de Raíces Profundas.



Los Dalton Van a México (1967). Álbum número 31 y último editado originariamente por Dupuis (a partir del siguiente será Dargaud la editorial encargada). Una de las aventuras más hilarantes e indispensables, de carcajada continua. No sólo por la imagen paródica con los tópicos del vecino mexicano sino también porque lleva a los Hermanos Dalton a su máxima expresión cómica, especialmente el siempre famélico e inténsamente imbécil Everett. El encuentro entre Ran Tan Plán y el chihuahua Rodriguez tampoco es moco de pavo. Una joya del humor para el que no pasa el tiempo que estuve buscando durante años hasta que un buen día apareció con él mi amigo Pérez.



La herencia de Ran Tan Plan (1973). Décimo álbum para Dargaud y, por tanto, el que hace número 42 en cómputo general. Pese a que le denoto un cierto cansancio la diversión continúa por todo lo alto. El perro más idiota del salvaje oeste alcanza un merecido protagonismo absoluto en una historia que gira alrededor de la típica herencia excéntrica: el can se convierte en multimillonario y, en caso de muerte, será Joe Dalton quien reciba la fortuna. Recordemos que éste odia a un perro que, en cambio, le admira profundamente. La recreación de la cerrada comunidad china le añade consistencia a una aventura bastante entretenida.



Sarah Bernhardt (1982). Decimo octavo álbum para Dargaud y, por tanto, el 50 en términos generales. También es el cuarto sin guiones de Goscinny y, desgraciadamente, se nota un huevo. Fauché y Léturgie confeccionan una pasable parodia del periplo americano de la famosa actriz pero aún así se queda a medio camino del esplendor por desgracia finiquitado. La decadencia del vaquero es evidente por mucho que Morris se esfuerce, como pasa con el Asterix de Uderzo.

29.4.05

Simpsonario (CLXV)

Crimen organizado

Bart entra en contacto tras un día poco afortunado y acaba por acumular dinero a montones trabajando a su servicio en el episodio Bart el asesino. El hampa se descibre como emblema del dinero fácil y del homicidio casi legalizado. El crimen organizado de Springfield tiene incluso un carácter mafioso y la toma con Krusty que se ha endeudado inoportunamente con ellos en Homie el payaso y es el padre de la familia Simpson quien paga las consecuencias al ser confundido por los delincuentes con el famoso payaso.

28.4.05

Simpsonario (CLXIV)

Créditos iniciales

Son las letras que vemos al principio sobreimpresas en las primeras imágenes, con los nombres de los profesionales que, en varias especializaciones, han contribuido a la realización de cada episodio; aparecen en el idioma original, no sólo para ahorrar gastos ,también porque son difíciles de traducir al no adaptarse a los modelos españoles de producción mediática. Después de la sigla de Los Simpson que aparece en caracteres cubiformes sobre un fondo azulado, salen los nombres de los verdaderos autores de la serie con las leyendas created by Matt Groening y developed by James L. Brooks, Matt Groening, Sam Simon, para decir quien ha, respectivamente, inventado y realizado los proyectos de la familia amarilla; no en vano son los únicos que siguen siendo los mismos durante los todos los episodios. Siguen después los trabajos ligados a la producción: siete diferentes encargos que implican una veintena de personas. Los créditos iniciales utilizan la forma inglesa del participio para indicar quien ha producido, escrito y dirigido materialmente cada episodio, que equivalen en nuestro idioma a la figura del productor (a veces son también siete u ocho), del escenógrafo y del director.

27.4.05

EL FREAK SHOW DE UN MAESTRO DE LO MACABRO



No recuerdo qué estaba buscando exactamente en mis extensas estanterias. Lo cierto es que mis dedos fueron a parar a la zona reservada a los álbumes de Berni Wrightson que editó Toutain a finales de los 80 y allí se detuvieron. Quietos. Recordé entonces que Planeta tiene prevista la reedición de Feria de Monstruos para el Salón de Barcelona. Pese a las muchas lecturas pendientes extraje el álbum y me lo llevé conmigo. Y de noche, en el salón de La Mansión Ausente, en el sillón para las grandes ocasiones y rodeado de silencio y de tiniblas procedía a su lectura.

Wrighston es, o mejor fue, uno de los grandes y últimos maestros de la historieta de terror. Heredero directo de los Frazetta, Williamson o Ingels su concepción de lo macabro, de lo siniestro, del monstruo sumido en la fealdad y la podredumbre lo convirtieron en uno de los mejores autores de una generación de artistas crecida al amparo de las revistas de horror (Corben, Jeff Jones, Kaluta). Primero para comic books de horror de la DC como House of Secrets y House of Mistery y luego en su extraordinaria aportación a los primeros números de La Cosa del Pantano. Es para la Warren (la maravillosa editorial de los Creepy y Eerie) donde pule su estilo y nos regala algunos de los mejores cuentos de horror de la historia del medio. Estoy pensando en Jennifer, Clarice y adaptaciones de Poe como El gato negro. También muestra una muy poco explotada bis cómica con su divertido y casi underground Capitán Stenn para la revista Heavy Metal. Ya de manera independiente nos regala el álbum que enseguida les comento y la estupenda adaptación al cómic de la colaboración fílmica entre George A. Romero y Stephen King, Creepshow, de hecho un sentido homenaje a esos tebeos de horror en los que Wrighston ha estado trabajando durante una década gloriosa. Desgraciadamente, e ilustración a parte, la cosa se detiene más o menos ahí en lo que a comic se refiere. Sus trabajos para Marvel (Spiderman: Hooky, Punisher POW) y DC (Batman The Cult) me causaron bastante decepción en su momento y no he vuelto a acercarme a ellos. Mis dedos no se detienen en ellos.

Tras este breve apunte biográfico retorno a mi nocturna lectura de anoche. No recordaba que Feria de Monstruos, Freak Show en el original, fuera tan buena. Hacía mucho que no la leía y permanecía en mi la sensación de coitus interruptus por su primera lectura en entregas en el Creepy de Toutain (y eso que luego leí el álbum, pero la memoria juega estas malas pasadas). Feria de monstruos es un genuino cuento de horror que entronca directamente con esa obra maestra extraña y solitariamente bizarra que es Freaks (La parada de los monstruos) de Tod Browning. El monstruo de nacimiento por su deformidad física que mal vive como espectáculo de feria confontado a la maldad del ser humano, hermoso por fuera y más monstruo por dentro. De desamparados errores de la naturaleza y hombres de corazón negro trata también el guión de Bruce Jones, dibujado por Wrightson de manera impresionante.



Insisto en que no recordaba que fuera tan bueno. Es cierto que hay un par de trampas en la historia. Un brusco cambio de un personaje aún no del todo perfilado que se me antoja... eso, brusco. Y una trampa de esas para hacer el final más sorprendente. Pero nada grave y que sirven a la historia dotándola de ritmo, giros e interés. Son trampas, o mejor escamoteos de información, que ni hacen que el lector se sienta engañado ni que la historia se resienta. Pero si ese recurso efectista resta algún punto, el trabajo de Wrightson suma el doble. Dibujos que no dejan escapar el detalle, que se recrean en la línea sin sacrificar la lectura, que siempre es ágil y de narrativa exacta, una perfecta atmósfera macabra, escogiendo siempre el mejor tratameinto de iluminación posible. Haciendo que todo todo parezca sencillo pese a la complejidad del horror, del cuento gótico. Y un uso de la viñeta a página completa ejemplar. Aparece cuando la historia la necesita, no es espectáculo dibujil porque sí, es la sorpresa, el silencioso tachán de la banda sonora, el momento de pavor magnificado. Y luego están esos monstruos por fuera que acaban siéndolo por dentro y un monstruo por dentro que no es ajeno a la piedad del lector. Por cierto, la portada de la edición de Toutain es un espoiler como una casa y un triste montaje de viñetas interiores que debería ser causa de vergüenza ajena para sus responsables. Supongo que la de Planeta será otra. Si les gusta el cuento de horror clásico y los tebeos siniestros sepan que mi reencuentro con esta obra no podía ser mejor.

B-ART : Anexo a Faster, Pussycat! Kill! Kill!


Hace unas semanas comentaba por aquí la estupenda película de Russ Meyer Faster, Pussycat! Kill! Kill!. Mira tu por donde que me olvidé de subir el bonito cartel francés, de tipografía muy pop e ilustrado especialmente para la ocasión con una visión muy particular de Tura Santana como picarona diablesa de largas uñas, vistosa coleta y vestido de faldas. La generosidad pectoral y de escote sí que las encontrarán en la película, pero su aspecto real es bastante menos dulce y femenino, más agresivo (y lleva pantalones).

Simpsonario (CLXIII)

Créditos finales

Son los rótulos que aparecen al final sobre un fondo negro, con los nombres de los técnicos, artistas, directores, organizadores que, junto con los de los créditos iniciales, mencionan a los que han contribuido en la realización práctica de cada episodio; el número de personas implicadas es importante, y eso sin tener en cuenta a los responsables de la adaptación española. En los créditos finales se citan unas ciento veinte - ciento treinta personas. También el número tareas llevadas a cabo es alta: tras las doce de la cabecera todavía nos quedan setenta y cuatro en los finales, que recogen sobretodo la especialización profesional en el campo de la animación. De todas formas, al espectador español le puede sorprender esta entrada: los títulos de crédito finales casi nunca se muestran en nuestros televisores y son extirpados del metraje y de la emisión, pese a que eso signifique no sólo olvidar el trabajo de muchas personas sino también canciones, diálogos e incluso escenas relacionadas con el episodio concreto.

26.4.05

RESPETAD A LOS MONSTRUOS!!



Descubro, aterrado, que los norteamericanos han puesto al monstruo de las galletas a régimen. Se acabó el devorar cookies como un poseso enajenado. El motivo, al parecer, es educacional. El monstruo de las galletas no es un buen ejemplo para miles de obesos infantes. De hecho, el monstruo de las galletas ya come verduras y frutas en los nuevos episodios de Barrio Sésamo. Doña absenta, absencito y yo mismo hemos considerado que se trata de un acto indigno, inhumano y humillante muy propio de la sociedad borderline.

Una sociedad que no respeta a sus monstruos ni es sociedad, ni es democrática ni es nada. El monstruo, en realidad (y como muy bien sabía el gran Richard Matheson) es quién está más indefenso, más sólo, más desamparado. Al monstruo hay que cuidarlo. Mimarlo. Dejarlo libre correteando por nuestros peores sueños. Es nuestro reverso necesario. Sin monstruos no hay seres humanos. Eso es lo que pretende la sociedad borderline y quizás fuera mejor que las mentes privilegiadas que la guían se vayan directamente a buscar las vainas del espacio exterior y nos pongan a todos a dormir una siestecita productiva.

El monstruo de las galletas es el eslabón más débil de la cadena. Es a quien se puede putear. Es el marginado que no vota. Es el outsider que no da dinero en efectivo a las televisiones. El monstruo de las galletas comerá verduras y, en el intermedio, Burger King y sus amigos anunciarán estupendos happy meals con el doble de carne y bacon. Burger King también es un monstruo, cierto, que se cuela por la puerta de atrás con el talonario en la mano, pero no vive en nuestros sueños. No es un verdadero monstruo. Está a nuestro lado del espejo.

¿Qué pretenden decir con eso de que el motivo es pedagógico? ¿Cuándo ha sido el monstruo de las galletas un buen ejemplo?. Acaso significa, tácitamente, que hasta ahora ha sido él quien se ha encargado de educar a varias generaciones. ¿el modelo a seguir e imitar? ¿Un tipo azul con ojos de enajenado y comportamientos compulsivos? Eso explicaría muchas cosas, cierto, pero es totalmente falso. Si el monstruo de las galletas hubiera sido nuestro educador, la persona que nos ilustra, encauza y forja, ahora viviríamos en una sociedad mejor, una sociedad que no sólo respetaría a sus monstruos sino que tampoco les encargaría tareas que no les corresponden. Es injusto e inmoral que sea tan simpático bichejo quien lleve sobre sus espaldas el peso del exceso de grasas y del incremento de la diabetes infantil. Deténganse un momento en la foto que viene a continuación. Mírenle a los ojos. Sin galletas no es nadie. ¿Vamos a permitirlo? Porque hoy son las galletas, pero mañana, cuando le vean devorar como un poseso plátanos, calabacines y nabos dirán de él cosas peores. Y sólo es un monstruo.

A MÍ DAME UN PERCEPTO Y DÉJATE DE TRAVELLINGS



La gente que va al cine a causa del contenido de las películas es una minoría. Lo que atrae a las muchedumbres son los trucos, la sorpresa, los sustos”. (William Castle)

La sección con la que este Blog Ausente viene celebrando diversos festejos y aniversarios tiene sentido si las cosas se publican el día que toca. El domingo les fallé. Mis migrañas y tal. Ayer igual, con el añadido de que subir el post godzillesco de turno me llevó más tiempo del planeado. Así que rendir pleitesía al gran William Castle en el 91 aniversario de su nacimiento con un texto rapidito se ha retrasado un par de días. Como ya lo tenía más o menos preparado me salto mi propia norma, que, como todas, para eso está, para ignorarla cuando me dé la gana, y aquí lo dejo advirtiendo del retraso.

William Castle. La historia del cine es un poco injusta con el rey del truco, del gimmick. El cine nació en una barraca de feria. El cine es truco. Castle extirpó la trampa de la pantalla y la entregó en brazos del público. Sin verguenza, sin complejos y, encima, ganando dinero con ello. Un Hitchcock de saldo dispuesto a generar la algarabía del respetable.

Ya he dicho por aquí más de una vez que de pequeño mis gustos eran más bien siniestros. El Vampus y demás revistas con material Warren publicadas por Ibero Mundial de Ediciones eran mis lecturas favoritas. Precísamente Vampus incluía una sección del gran Luís Vigil llamada El Terror en el cine. Allí fue donde por primera vez tuve conocimiento de las artes y artimañas del señor Castle. Concretamente en el número 32, de abril de 1974. Mi mente preadolescente quedó entonces prendada con la idea de poder sentarme, por azar, en aquella butaca vibratoria llamada “percepto” y me pasé tiempo deseando, inocentemente, que algún día se estrenara The Tingler.



La película, obra magna de la serie B de los 50, explicaba la historia de un parásito que se adhería a la columna vertebral de los humanos. Su punto débil eran los sonidos fuertes, los gritos sin ir más lejos. En un momento del filme la pantalla quedaba en blanco y, a modo de sombras, el bicho ataca al proyeccionista. Los altavoces pasaban a anunciar la presencia delparásito en la sala, entre el público. Se animaba a éste a gritar con todas sus fuerzas (imaginen el jaleo) y justo entonces entraba en funcionamento el “percepto” citado, un asiento trucado con un vibrador en el trasero. Un truco de feria que devolvía al séptimo arte a sus orígenes.



Muchos años más tarde pude ver The Tingler en pantalla grande, en una copia nefasta, con el operador despistado y sin butaca con susto. La copia estaba en tan malas condiciones y el pase tan accidentado que cuando se produjo el (falso) ataque al proyeccionista los asistentes irrumpimos en un jubiloso aplauso. Puro disfrute.

The Tingler merece una revisón por mi parte algún día de estos, que el dividí de zona uno descansa en mis estanterías e incluye un celebrado documental sobre los trucos publicitarios de ese mago que fue William Castle. Pretendía explicar uno a uno el resto de sus invenciones y trampas: el emergo, el seguro contratado con la compañía Lloyds por si alguien moría de miedo durante la proyección, la presencia de enfermeras y ataudes a la entrada de las salas, el rincón del cobarde, la pausa del terror, la votación de castigos o el visor de fantasmas, pero creo que todo eso lo explica mucho mejor John Waters en este texto traducido, y si quieren leer más aquí les linko otro artículo en castellano
y una estupenda biografía en inglés . Y al que me hable de travellings le meto una hostia.

Simpsonario (CLXII)

Country

El estilo musical de los cowboys y de la América “de provincias”, entre Menphis y Nashville. Típica exponente de este tipo de canción folk es Lurleen Lumpkin, de quien se enamora Homer en Coronel Homer.

Simpsonario (CLXI)

Couch Potatoes

La sociología se refiere con este término a los cuarentones americanos que pasan la mayor parte de su tiempo libre, y muchas veces la mayor parte del día, delante del televisor, tirados en el sofá, consumiendo comida basura y sometiéndose pasivamente a programaciones insulsas, vulgares, toscas, idiotas. Tal y como pasa en casa de los Simpson y en especial con Homer, pero quizás sea como el problema del huevo y la gallina: no se sabe que fue primero.

25.4.05

GODZILLA MONTA UNA FIESTA CON TODOS SUS AMIGUITOS



El Blog Ausente sigue celebrando con júbilo y alborozo el cincuenta aniversario de Godzilla y, entre otras cosas, repasando cronológicamente todas las películas. Tras El hijo de Godzilla le llega el turno a un filme mítico para los aficionados que también representa el fin de una época: Invasión extraterrestre (Kaijû sôshingeki ; Destroy All Monsters ; 1968), auténtica fiesta y tour de force de una Toho dispuesta a arrejuntar la mayoría de sus criaturas en una misma película.



Tras los dos entretenidos filmes dirigidos por Jun Fukuda, esta novena entrega supone el regreso de Inoshiro Honda tras las cámaras. También implica la vuelta al destrozo urbano tras un par de títulos donde el entorno exótico y selvático se había adueñado de la función. De todas formas, tampoco se abandona la idea de la isla. Es en Invasión Extraterrestre donde por primera vez se muestra la idea de la Monster Island, la isla de los monstruos donde habita el bestiario de la Toho. Habíamos visitado la isla de Mothra (la Isla Infante), la isla de la organización Red Bambú donde habitaba la langosta Ebirah y la isla con insectos gigantes donde Minilla, el hijo de Godzilla, salía del huevo. Pero la idea de un lugar geográfico donde todos esos gigantescos seres conviven en extraña armonía aparece aquí por vez primera. Hay que apuntar, de todas formas, que la isla es una creación artificial de los humanos.



A parte del amontonamiento monstruil que analizaré enseguida, no se puede decir que sea la más original de las entregas. De hecho, cierto cansancio se intuye claramente cuando se constanta que Invasión extraterrestre no es más que un remake, con variaciones, de Los Monstruos invaden la Tierra. El tronco central es el mismo: pérfidos extraterrestres invasores de encantador aspecto pulp, heroicos astronautas y cruce de géneros (kaiju con uchu). Y como en aquella, , la acción vuelve a situarse en un hipotético futuro, 1999 para ser exactos. En el colmo del aprovechamiento de efectos especiales de anteriores películas (y eso que no es ésta precisamente la que acude con más descaro al recurso del baratillo) las maquetas y escenas del inicio, con una estación espacial de la que salen algunos vehículos y el despegue de un cohete ¡son las mismas! No lo recordaba al iniciar el pase, tumbado en el sofá de la Mansión Ausente, y por un momento he estado a punto levantarme y cambiar la cinta pensando que era un error. Tampoco hubiera sido tan raro ya que los títulos españoles de ambas, de conceptos tan próximos, pueden inducir a confusión, y eso sin tener en cuenta que la película de hoy también ha sido emitida por diversas televisiones locales con el título de La invasión de los Monstruos.

A lo que iba. En ese futuro hipotético los monstruos viven confinados en una isla. Una barrera invisible les impide salir, controlada por humanos desde una base situada en el centro subterráneo del lugar. Allí vemos a Rodan cazar un delfín, a Godzilla intentar la huida y a unos cuantos más en una educada y sorprendente convivencia. Vale que unos cuantos se hicieron amiguitos para derrocar a King Gidorah, el dragón de tres cabezas, pero sorprende la presencia de elementos más competitivos como Gorosaurus o la araña Spiega. Sea por la razón que sea, lo cierto es que todo el montaje se viene abajo por culpa de unos extraterrestres invasores, los kilaks, que primero gasean y duermen a los que están en la isla, luego les injertan (a monstruos y humanos de la base) unos aparatos ciclíndricos para el control mental. Lo hacen tras la oreja y cerca de la nuca, tradición pajera obliga, aunque casos más complejos como en el de la oruga Mothra no se explican. Así, los monstruos monitorizados son primero soltados a la buena de Dios por diversas capitales y luego, cuando la resistencia humana se pone más dura, utilizados como primera línea de defensa. La idea de tener a Godzilla como perro guardian en la puerta de casa es, ciertamente, sugerente. Finalmente, cuando los monstruos son liberados, los invasores acudirán primero a King Gidorah (un viejo amigo de esta casa) y luego al llamado Dragón de Fuego (que acabará resultando ser un ovni megasupercalorificado). No les voy a decir quien gana porque creo que resulta bastante obvio.



La gran baza del filme es la larga lista de monstruos invitados. Hasta once cuento yo y espero no haberme equivocado: ver la película en formato cuadrado, sin respetar el escope original, hace que se pierdan algunos de presencia secundaria y de colocación al margen del plano. Es el caso de Baragon, a quien sólo vemos, casi de casualidad, hacia el final. Un elemento interesante es que se produce una segunda y numerosa incorporación de bichejos procedentes de películas kaiju de la Toho hasta entonces no vinculadas directamente al Universo Godzilla. La primera incorporación, más pasuada, podríamos decir que fue la de los Rodan y Mothra, provinientes de dos filmes clásicos del inicio del género, y no es hasta ahora que se produce una segunda anexión, un poco a lo bestia, pero que, en cierta medida, reincide en recordar esa sensación de unidad y homogeneidad que dan los cruces entre personajes del Univeros Marvel.



Pasemos, pues, lista. Tenemos, por un lado y obviamente, a Godzilla. Junto a él viejos amigos de esta sección: Mothra en su fase de larva, ese estupendo villano espacial que es King Gidorah, Rodan y el apuercoespinado Anguirus (que protagoniza una espectacular caída libre desde el aire en medio de la batalla contra el alado Gidorah). Procedentes de la última entrega tenemos al retoño de Godzilla, Minilla (que continua con su obsesivo rascar de barriga), y la araña Spiega. Y luego el grupo de los recién incoporados al Universo Godzilla a los que me refería antes: Manda, la serpiente submarina, que aquí demuestra grandes aptitudes terrestres y cuya primera aparición se produjo en esa pequeña maravilla pulp que es Atoragon (Agente 04 del imperio sumergido); Gorosaurus, especie de tiranosaurio cuya presentación en sociedad hay que buscar en la deliciosa King Kong se escapa; Baragon, simpático bichejo a cuatro patas, fantástico saltador (rollo canguro), orejudo y con un cuerno central en medio de todo el frontispicio, procedente de un clásico de Honda que no he tenido la oportunidad de visionar: Frankenstein conquers the world (su presencia en el filme es anecdótica ya que al parecer el disfraz, reutilizado en varias ocasiones para la serie de Ultraman, no estaba en buenas condiciones); finalmente tenemos a Varan, una especie de puntiaguda rata voladora que protagonizó uno de los kaijus más ignotos de la Toho: Varan the Unbelievable. Como pueden ustedes apreciar la película es todo un festival en lo que a gigantes se refiere.


Baragon


Gorosaurus y Mothra

Otra gran virtud del filme es que por primera vez se traslada a los monstruos a otras urbes ajenas al archipiélago japonés. Lo primero que hacen los invasores krilaks es llevar a los bichos por una estupenda tour internacional de destrucción del monumento o edificio simbólico. Así, vemos a Gorosaurus aparecer del subsuelo parisino y llevarse por delante el Arco del Triunfo, a Rodan destrozar con su vuelo supersónico el Palacio del Kremlin de la Plaza Roja de Moscú, a Godzilla irrumpir en Nueva York y emprenderla con su aliento radioactivo contra el edificio de las Naciones Unidas. También se informa del ataque de Mothra a China, aunque la Gran Muralla permanece intacta (los chinos son muy suspicaces y a la situación actual me remito) y debemos conformarnos con ver a la pacífica oruga provocando el descarrilamiento de un tren. Los japoneses de la película se quedan todos muy preocupados porque los extraterrestres parecen respetar el archipiélago. Ja!. El monte Fuji es su base de operaciones y Tokio será atacada por varios y a la vez, entre ellos Godzilla, como no, y una estupenda Manda estrujando con su cuerpo de serpiente el celebérrimo tren bala. Como ven, puro espectáculo internacional.


Rodan over Moscow


Godzilla le da caña a la ONU


Manda se encarga del tren bala

¿Y que pasa con los humanos? La presencia humana, con tanto monstruo, se diluye bastente, cosa que alegra sobremanera al espectador y da brio al metraje. Tenemos toda la intriga de la búsqueda de los aparatos utilizados para monitorizar monstruos y humanos. Hay unos cuantos tiroteos de estética bondiana y, sobre todo, muchas naves espaciales. A diferencia de Los monstruos invaden la tierra, donde los astronautas protagonizaban buena parte de la aventura a pie, aquí lo hacen en su hábitat ideal: la nave espacial. Y ese es otro de los puntos a favor de la película, la astronave Moonlight SY-3, pese a su poco original diseño, llega a constituirse en una de las estrellas de la función participando en la liberación mental de los monstruos, cubriéndo sus espaldas cuando pasan al ataque y, especialmente, en su duelo con el Dragón de Fuego y otros platillos voladores. El astronauta heroico, el único humano relevante del filme, es uno de los actores típicos de la Toho, Akira Kubo.



Por su parte, los invasores krylaks desempeñan su papel de villanos de opereta como debe de ser. Actuan más a la sombra que en otras (niponas) ocasiones y prefieren enviar a su abducidos humanos y monstruos a hacer el trabajo sucio. Visten ajustado traje de licra repleto de purpurina y su aspecto similar al nuestro es pura engañifa. Necesitan vivir a altísimas temperaturas y a la que se les rompe el falso ecosistema en que habitan (concretamente Godzilla de una patada) se convierten primero en una especie de gusano para acabar solidificados en roca.


La líder de los invasores


Godzilla a punto de destrozar la base alienígena

La película, insisto, es todo un espectáculo. Primero una fiesta de destrozo urbano. Luego, con la llegada de Gidorah adquiere inigualables tintes pugilísticos. Primero vemos avanzar contra él a todos los monstruos citados, en fila india mientras una voz en off los va presentando (por segunda vez, la primera fue al mostrarlos en su pacífico convivir isleño): “¡Ahí tenemos a Godzilla! Le sigue su hijo Minilla. ¡Gorosaurus les acompaña! ¡Rodan sobrevuela el terreno!” y todo ello acompasado por la espléndida marcha de un Akira Ifukube dispuesto a poner todas las notas sobre el asador. La batalla contra Gidorah es quizás la más violenta del kaiju japonés. El Dragón de tres cabezas acaba saliendo muy mal parado (bueno, y Anguilus también), le vemos sangrar en diversas ocasiones y sus oponente se se ensañan con él brutalmente. Le apalean en plan tumulto, a patadas, mordiscos y pisotones, y porque no hay cascos de moto ni bates de beisbol cerca. Hasta el inocente Minilla lo remata con un original uso de sus anillos de humo, que como un aro desciende por uno de sus cuellos hasta el apretujón final. Siendo como es una película para todos los públicos sorprende un poco tanta violencia gratuita.


Pateando a Gidorah


Golpe de gracia

Los efectos especiales y las maquetas siguen la espléndida línea marcada por la saga hasta la fecha y el uso de escenas procedentes de otras películas, que las hay, se nota poco y molesta menos. Al margen de la ya comentada maqueta inicial, quizá sea el caso de la araña Spiega el que más canta (aunque es la que tengo más fresca en mi memoria). También es cierto que algunos de los bichos están más para hacer bulto que otra cosa (la citada araña, Baragon, Varan). Vista con la perspectiva que da el paso de los años, la película adquiere un aire de fin de fiesta inigualable. A partir de ahora las cosas serán muy diferentes.

Invasión Extraterrestre se estrenó en su momento en las salas españolas, como muchas otras aunque no todas, pero llama la atención no sólo el título ajeno a movidas monstruiles sino el hecho de que hasta en el cartel se rehuye la presencia de Godzilla y sus amigos, centrándose en naves, platillos y unos astronautas con extraños cascos de bombero. En Italia, siempre tan suyos y tan troleros, la llamaron Los herederos de King Kong y hasta se marcaron un gorila gigante en el cartel; y los alemanes seguían refiríendose al saurio radioactivo como Frankenstein. Los americanos fueron más al grano y la bautizaron con ese maravilloso Destroy All Monsters que me tiene enamorado. Y eso es todo por hoy. La siguiente película de la saga será La isla de los monstruos y la labor de este cronista ausente va a resultar bastante menos agradable.


El cartel español


El tramposo cartel italiano

Simpsonario (CLX)

Cortos

Abreviación de cortometrajes, y en este caso referido a los primeros cortos creados por Groening e incluidos en el programa El Show de Tracey Ullman durante dos temporadas consecutivas, de 1987 a 1989, con un total de cuarenta y ocho episodios (de casi seis minutos cada uno) divididos en tres etapas. El primero, titulado Good Night, es efectivamente la presentación de la familia Simpson. El segundo, Watching Television, ya incluía un sentido metalinguístico al explicar qué programas quieren ver Bart y Lisa y como se ponen de acuerdo para impedir que Maggie haga zapping. Quizá el mejor es uno de los últimos, Family Therapy, en el que Homer lleva su mujer y sus hijos al psicólogo para encontrar una solución a sus adicción a los dulces y en el que el médico se dirige a Lisa como “la psicopática pequeña y fea”. Las obsesiones de Groening empezaban a salir a la superficie.

Simpsonario (CLIX)

Corey

Consultorio telefónico para adolescentes (con mensajes pregrabados) que Lisa utiliza en completa dependencia psicológica; en el episodio Hermano del mismo planeta acarrea facturas muy elevadas a la familia.

24.4.05

B-ART : SEXO Y TERROR EN EL PARAISO ITALIANO (I)


Sé que estoy en deuda con todos ustedes. Ya hace unas semanas que me comprometí a revisar y comentar con todo lujo de detalles los pocos tebeos de Hessa que tengo. Así será. Estoy en ello. En las últimas semanas se ha apoderado de mí el gusanillo del fumetti italiano de sexo, terror y violencia. En su momento no les hice ni caso y eso que en los 80 hubo en los quioscos españoles una auténtica invasión de todo ese material de explotación zetosa. Qué cosas; siempre me he declarado fan del delirante exploit cinematográfico italiano, de ese camino sin verguenza de exceso a exceso hasta el exceso final, y, en cambio, en términos de historieta y narrativa gráfica despreciaba esa ingente cantidad de subproductos. Amigo del subproducto fílmico y esteta remilgado de los tebeos, menuda contradicción. Y ahora mi sexto sentido basurero se ha puesto en alerta máxima y me he propuesto deshacer tamaña injusticia para con los pizzacomix trash. Vaya por delante que soy un perfecto neófito en el tema todo y haber leído unos cuantos en su momento (y es que hubo un tiempo, hace dos décadas, en que mi voracidad tebeística me impulsaba a leer cualquier cosa que cayera en mis manos). Así que de momento inauguro miniciclo dentro de la sección B-Art todo y que el anterior, el dedicado a las carátulas de cine lisérgico, sigue abierto. Al fin y al cabo es de mi agrado que todas estas temáticas se arremolinen sin orden ni concierto en el Blog Ausente.



Para ir abriendo el apetito , y nunca mejor dicho, las tres ilustraciones de Alarico Gattia que acompañan este texto. Todas ellas realizadas para la editorial Edifumetto, la genuina especialista en la temática, concretamente para algunas de sus muchas cabeceras de terror y sexo soft como I sanguinari, Lo scheletro y Wallenstein. Se trata, sin duda, de trabajos alimenticios para llenar el estómago ya que Gattia, posiblemente más ilustrador que historietista, no era precisamente un desconocido para el mercado italiano aunque sus más recordadas obras pertenezcan al género del western histórico. Amo de un estilo realista, algo estático por su servidumbre fotográfica, y emparentado, auqnue no con los ejemplos de hoy, con cierta tradición europea de trazo astuto, febril y generoso como el de Toppi o Hernandez Palacios. Las ilustraciones que hoy cuelgo, como ven, se dedican a la siempre atractiva mezcla de erotismo y seres de ultratumba. Mujeres desnudas con monstruos peludos (¿Qué es lo que harán cuando estén todos juntos?).

SUNDAY MONSTER : BOMBU



De nuevo el Rey Kirby en los domingos monstruiles del Blog Ausente. Seguimos, por tanto, en los territorios de la Atlas preMarvel y así será durante una temporada mientras el escaner espera paciente su reinstalación en el ordenador de doña absenta y yo voy provando un poco cómo me desenvuelvo con esta nueva sección que llega a su tercera entrega. Además, qué coño, los monstruos de Kirby molan un huevo.

¿Quién o qué era Bombu? El aspecto, ya lo ven, un tipo con pinta de máscara tiki o hawaina, por mucho que la acción se situe en Brasil. Un par de modestos industriales sufren un accidente de avioneta y caen en la selva amazónica. Allí son capturados por una tribu indígena y llevados ante Bombu. Los occidentales dan por supuesto que es el brujo de la tribu y ni se creen la historia que les relata (su origen alienígena y su estancia en nuestro planeta desde hace siglos preparando una invasión) ni dan crédito a los poderes del exótico y canijo ser antropomorfo. Todo lo atribuyen a que han sido hipnotizados.



Ya puede Bombu reducir el tamaño de un elefante (¿paquidermos amazónicos?), hacer flotar palmeras a su alrededor o construir, de la nada, un enorme rascacielos en medio de la selva. La explicación racional siempre es la misma: este tipo nos ha hipnotizado. Y claro, como suele suceder con estos monstruos de tebeo, Bombu se pica y convoca fuegos, tormentas, rayos y relámpagos mientras abre un foso sin fin en el que arrojar a los náufragos aéreos, condenándoles por descreídos a una caida eterna y sin fin.



Pero claro, jugar con las fuerzas de la naturaleza es peligroso hasta para un superpoderoso extraterrestre invasor preso de la vanidad y de querer demostrar que es más chulo que nadie. Uno de los rayos convocados acaba dándole de pleno. Bambu palma por idiota y numerero, y los dos empresarios comprueban entonces que lo que creían una máscara ritual es el verdadero rostro de su fenecido contrincante. Recuerdan, entonces, la advertencia lanzada y se estremecen pensando en la futura amenaza del espacio exterior que aguarda a nuestro planeta ¿Cuándo se iniciará la invasión?



I Learned the monstrous secret of Bombu!, hermoso y pomposo título original, fue publicada originalmente en Journey into Mystery número 60 y posteriormente reeditada en Where the Monsters Dwell número 9, una colección, ésta, indispensable y antológica para el fan fatal de los espectaculares seres salidos de la imaginación de Kirby, Ditko y compañía. Por cierto, la portada del Journey into Mystery anunciaba la presencia de Bombu pero su aspecto era radicalmente diferente. Échenle la culpa a las condiciones estajanovistas de la época que obligaban a sacar tebeos como churros y dibujar portadas sin tener ni idea de lo que iban a incluir en su interior. Aunque desde luego el Bombu de la historieta es mucho más bonito que el anunciado en el tebeo.

23.4.05

INICIANDO MAGIAS (en el día del libro)

Hoy es el día del libro, así que me van a permitir que me ponga pedantillo y celebre el asunto como se merece. Les dejo, a continuación, un buen puñado de inicios, comienzos y principios. Ese momento en el que uno empieza a sumergirse, por tiempo limitado, en los terrenos de la imaginación y del arte de contar cosas e historias. Conjuros, en definitiva, que aquí quedan a medias.

***

Bien, señor, el caso es que debería haberme encontrado a gusto, tan a gusto como un hombre puede encontrarse.


En la semana que precedió a la partida hacia Arrakis, cuando el frenesí de los últimos preparativos había alcanzado un nivel insoportable, una vieja mujer acudió a visitar a la madre del muchacho, Paul.


Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas.


Bien pensado, Cool Breeze. Cool Breeze era un chico con barba de tres días que se sienta a mi lado sobre el metal abollado de la trasera abierta de una camioneta. Vamos dando botes.


Mi carrera ha sido una anomalía en Hollywood. Me han llamado de todo, desde Rey de la serie B ahasta Papa del Cine Pop.


Lou Reed: Estoy Solo. Sin nadie con quien hablar. Acércate, quiero hablar contigo.


Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión.


A las tres y media de la madrugada del cinco de junio de 1992, todos los videofonos se pusieron en funcionamiento: el telépata jefe del Sistema Sol había caído del mapa situado en las oficinas de Runciter Asociados de Nueva York.


En la calurosa tarde de principios de julio, un joven salió del cuchitril que había realquilado en la callejuela de S. y se encaminó lentamente, como indeciso, hacia el puente de X.


Tyler me consigue un trabajo de camarero, después me mete una pistola en la boca y me dice que para alcanzar la vida eterna primero tienes que morirte.


El volcán que había alzado a Taratua desde los fondos del Pacífico dormía desde hacía medio millón de años.


He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oidos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.


Siempre se pinchaba a la luz del televisor.


Recibir un golpe en la cabeza, no es nada. Ser drogado dos veces seguidas en una misma noche, se puede aguantar... Pero salir a tomar el aire y encontrarse en una habitación desconocida, con una mujer, ambos como Dios nos trajo al mundo, ya es demasiado.


Feia un minut, a Ohio era l’hivern: les portes i les finestres eren tancades, el gebre entelava els vidres, el gel feia el serrell a les teulades, els nens esquiaven pels vessants i les mestresses de casa caminaven desmanegadament -dins d’abrics de pells: com grans óssos negres- pels carrers glaçats.


El zapador corpulento y forzudo había sido juzgado la víspera y condenado a ocho años de trabajos forzados. Aquel día me tocaba a mí pasar por el tubo. Dos ’Perros de guardia’ me condujeron hasta el consejo de guerra, constituido en una enorme sala en la que dos gigantescos retratos, uno de Adolfo Hitler, el otro de Federico el Grande, se enfrentaban.


Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto.


Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.


Once Upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore-
While I nodded, nearly napping, sudenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
" 'T is some visitor," I muttered, "taping"


La primera persona a quien oí llamar Poisonville a la ciudad de Personville fue a un zafrarero pelirrojo, en el Gran Barco de Butte. Pero también cambiaba en diptongos otras erres. Y no presté demasiada atención a lo que hiciera con el nombre de la ciudad. Más tarde escuché a otros hombres capaces de habérselas con las erres pronunciar el nombre de igual manera. Aun así, no vi en ello sino un ejemplo más de ese inane donaire que suele inspirar los retruécanos de la germanía. Pero unos años más tarde fui a Personville y entonces comprendí mejor el porqué.


Al oeste de Irlanda existe una pequeña aldehuela llamada Kraighten. Está situada, solitaria, al pie de una colina. En torno a ella se extiende una inmensa zona desértica, totalmente inhóspita, donde, aquí y allá, a trechos muy dispersos, pueden descubrirse las ruinas de alguna cabaña largo tiempo abandonada, sin techumbre, vacía. Toda la región está desnuda y despoblada; y la misma tierra apenas cubre la roca que yace debajo, que es abundante, y emerge del suelo en crestas que adoptan la forma del oleaje.


El barrio de Saffron Park se extendía al poniente de Londres, rojo y desgarrador como una nube del crepúsculo. Todo él era un ladrillo brillante; se destacaba sobre el cielo fantásticamente, y aún su pavimento resultaba de lo más caprichoso: obra de un constructor especulativo y algo artista, que daba a aquella arquitectura unas veces el nombre de "estilo Isabel" y otras el de "estilo Reina Ana", acaso por figurarse que ambas reinas eran la misma.


Durante el invierno de 1927-1928, agentes del gobierno federal llevaron a cabo una investigación, extraña y secreta, sobre ciertos particulares acerca del antiguo puerto de Innsmouth, en Massachusetts. La primera noticia que el público recibió del aquel asunto fue en febrero, cuando tuvo lugar una monumental serie de redadas y arrestos, seguida de incendios y voladuras intencionadas -tomando las debidas precauciones- de un gran número de casas destartaladas, carcomidas y supuestamente vacías, a lo largo del paseo marítimo del puerto. Las almas poco curiosas no prestaron gran atención a todo eso, considerándolo simplemente como una de las mayores escaramuzas habidas en la accidentada lucha contra el contrabando de licor.


Esta historia me la proporcionó alguien que no tenía motivo alguno para contármela, ni a mí ni a nadie. El principio del relato podría atribuirlo a la seductora influencia que sobre el narrador ejercían los vapores etílicos de una añeja cosecha. El resto de la extraña fábula llegaría como consecuencia de la escéptica incredulidad que manifesté durante los días siguientes.


El 24 de mayo de 1863, domingo, mi tío, el profesor Linderbrock, volvió precipitadamente a su pequeña casa situada en el número 19 de Königstrasse, una de las calles más antiguas del barrio viejo de Hamburgo. Nuestra criada, Marthe, debió pensar que iba muy retrasada, porque la comida apenas había comenzado a hervir en el fogón de la cocina.


El 24 de febrero de 1815, el vigía de Notre Dame de la Garde advirtió de la presencia de los tres mástiles del Faraón, procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles.


"Hermano de un príncipe y camarada de un mendigo, siempre que sean dignos de ello". La ley citada prescribe una línea clara de conducta, y nada fácil de seguir. Yo he sido camarada de un mendigo una y otra vez bajo circunstancias que impedían que cada uno de los dos averiguara si el otro era digno de ello. Todavía me falta ser hermano de un príncipe, aunque en cierta ocasión estuve a punto de emparentar con quien pudo haber sido un verdadero rey: un hombre a quien tocaba un reino, con ejército, tribunales, rentas y sistema político, todo completo. Pero, hoy, mucho me temo que mi rey está muerto, y si ambiciono una corona debo procurármela yo mismo.


Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal y como todos dicen, de oficio barbero; aunque eran tan altos sus pensamientos, que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de muy buena cepa, y, según él bebía, es cosa para creer.


Míster Sherlock Holmes, que generalmente se levantaba muy tarde, a no ser en las frecuentes ocasiones en que permanecía en vela toda la noche, estaba sentado frente a su desayuno. Yo, en pie sobre la alfombra situada frente a la chimenea, tomé en mis manos el bastón que nuestro visitante se había dejado olvidado la noche anterior. Era un grueso bastón de madera, de buena calidad, redondeado en su empuñadura y que pertenecía al tipo denominado "penang lawyer". Inmediatamente por debajo de la empuñadura había un ancho aro de plata, de unos dos centímetros de altura, en el cual aparecía grabada la siguiente inscripción: "A James Mortimer. MRCS, sus amigos del CCH." y la fecha "1884". Era el tipo de bastón que solía llevar -dignificado, firme y tranquilizante- el antiguo médico de cabecera chapado a la antigua.
- Bien, Watson, ¿qué deduce usted de él?


- Voy a suicidarme.
Tony Smith percibió el whisky en la voz de Jackson Pollock. La llamada a las tantas de la madrugada no era insólita en Pollock. Hasta lo de hablar de suicidio tenía un aire de ritual. Pero había algo en la voz de Pollock que Smith no había oído antes. Una mayor acritud, que le alarmó. Procuró tranquilizar con su gran simpatía irlandesa a la voz lejana, pero Pollock estaba inconsolable.


Guillermo se sentía amargado. Estava pasando por uno de sus periodos -bastante frecuentes- de impopularidad. Y había llegado al punto culminante de esa impopularidad cuando una tía tímida le había regalado seis peniques, esperando granjearse así sus simpatías.


¡Es verdad! Nervioso, muy, muy nervioso, lo he sido y lo soy; pero ¿por qué dirán que estoy loco? El mal ha agudizado mis sentidos, no los ha destruido ni entorpecido. Sobre todo tenía un oido fino. Oía todas las cosas del cielo y de la tierra, y además muchas del infierno. Así que ¿cómo voy a estar loco? Atiendan y observen con qué cordura, con qué tranquilidad les puedo contar toda la historia.


La Nellie, una yola de crucero, giró sobre el ancla sin el menor movimiento de las velas y quedó inmóvil. Había subido la marea, apenas soplaba el viento y, puesto que se dirigía río abajo, sólo le quedaba fondear y esperar al cambio de la marea.

***

Y ésta es la lista de los libros, cuentos y hasta un poema que pacientemente he transcrito esta mañana. Están seleccionados, sí, pero de entre los que tenía más a mano. No era necesario subirme a la escalera.

1280 almas
Dune
Miedo y asco en Las Vegas
Ponche de ácido lisérgico
Cómo hice cien films en Hollywood y nunca perdí un céntimo
Por favor, mátame
Asfixia
Ubik
Crimen y castigo
El club de la lucha
Cánticos de la lejana Tierra
El juego de Ender
América
Que se mueran los feos
Crónicas marcianas (traducción al catalán de Quim Monzó)
La legión de los condenados
La Metamorfosis
Lolita
The Raven
Cosecha roja
La casa en el confín de la Tierra
El hombre que fue Jueves
La sombra sobre Innsmouth
Tarzán de los monos
Viaje al centro de la tierra
El conde de Montecristo
El hombre que pudo reinar
Historia de la vida del Buscón
El sabueso de los Baskerville
Jackson Pollock: An American Saga
Las travesuras de Guillermo
El corazón delator
El corazón de las tinieblas.

***

NOTA: la idea no es mía. Hace ahora un año fue la forma en que lo celebró el señor Sark en el foro dixtópico (a su izquierda, en segunda posición en la lista de enlaces). Así que a él se lo dedico, y también a Rancio, Pérez y cualquier otro de ustedes que guste de perderse y ausentarse en el espacio en blanco que hay entre palabras, frases y párrafos. En los territorios de la imaginación. En las montañas de la locura. Pedante que es uno.

21.4.05

Simpsonario (CLVIII)

Coppola, Francis Ford

Conocido y reputado director de cine, algunos de sus largometrajes han sido homenajeados por Matt Groening y su equipo. Apocalypse Now al menos en dos ocasiones: en Lisa, el oráculo mediante una frase dicha por Homer y en Kampamento Krusty, en el que se parodia el refugio de Kurtz (Marlon Brando) con el campamento infantil del título y pese a no estar situado en la jungla vietnamita, un lugar donde se suceden malos tratos y trabajo negro. La maldad hacia los infantes que acuden teóricamente a disfrutar de unas vacaciones con su ídolo televisivo parece incluso sacada de las novelas de Charles Dickens. También El Padrino es recordada al menos un par de veces: en La cabeza chiflada se remite a la célebre escena de la cabeza de caballo en la cama y en El Señor Quitanieves se acude, cuando ametrallan a Bart con bolas de nieve, a la muerte de Sonny Corleone. Finalmente Drácula de Bram Stoker, junto con Nosferatu de Murnau, es la inspiración del tercer cuento incluido en el especial de Halloween La Casa-árbol del terror IV.

20.4.05

B-ART : EL ROBOT ARCHIE



Creo que ya lo he comentado por aquí en más de una ocasión. Soy fan del Robot Archie. De pequeño pasaba horas leyendo y volver a leer el par de Selecciones Vértice que tenía con sus aventuras. En especial uno en el que era acosado con una especie de tanque cilíndrico con pinchos y cañones. Archie era uno más de los héroes de la I.P.C., como Zarpa de Acero, Mytek el Poderoso, Kelly Ojo Mágico y tantos otros, aunque a diferencia de éstos Archie nunca llegó a tener colección propia en España conformándose con aparecer de vez en cuando en la colección antes citada.



La verdad es que no hay mucha información sobre los heroes británicos de los 60 y principios de los 70 por la red, y eso que fueron los tebeos que mamaron de críos los Moore, Morrison y compañía; pero remenando por ahí me he topado con estas tres portadas de la revista británica Lion y no he podido resistir la tentación de colgarlas por aquí. Lion era una de las cabeceras, como Tigger o Valiant, en que se publicaban las aventuras de todos ellos. La verdad es que dejando de lado mi pasión nostálgica, están muy bien. O al menos a mí me gustan mucho, especialmente las dos primeras. No sólo tienen algo de línea clara sino que incluso hay algo en el trazo de esos indígenas que remite al genial Coll del TBO. Igual son imaginaciones mías. Las he sacado de esta galería de portadas de la revista. Y si rebuscan por la web, aunque no es demasiado generosa, se encontrarán con esta otra galería de tebeos británicos mayormente bastante desconocidos para el público español. La mitad de un fascículo en la Historia de los Comics de Toutain (en el que se olvidaban de los héroes citados) y paren de contar. Creo.

Simpsonario (CLVII)

Convención

No es que haya muchas en la serie, pero sí de varios tipos. La Convención de Cómics de Springfield tiene como protagonista Bart y su pasión por el Hombre Radioactivo en Tres hombres y un cómic, parodiando los ya clásicos salones frikis de EE.UU.

IMAGENES DE LA SOCIEDAD BORDERLINE



+




+




=