24.12.04

SMELL OF (MASKED) FEMALE



A estas alturas, el asiduo visitante de este Blog Ausente conoce el respeto y devoción que tengo por las películas de luchadores enmascarados mexicanos. No son los únicos enmascarados que me gustan. Incluyan en el lote numerosos héroes del cómic y del cine. Vale, son unos cuantos, pero de momento y en su mayoría fervorosos defensores del bien. Luego están los enmascarados malignos, villanos que ocultan su rostro, generosos psicópatas enfundados en máscaras de hockey o en máscaras de piel humana de fabricación casera (el gran Leatherface de La Matanza de Texas). La música pop tampoco está exenta de máscaras (uno de los componentes de mis queridos Ultraplayback, sin ir más lejos). Ni la cultura tradicional popular y sus festejos, no siempre inocentes.

De hecho, en la sociedad borderline es habitual el uso de máscaras tácitas (es decir, que están ahí pero no son evidentes) utilizadas para la supervivencia o la supremacía en el devenir cotidiano. Pero en este último caso ya nos alejamos de la máscara lúdica y no van por ahí los tiros de este post navideño. Vaya, máscaras y Navidad, bonito tema sobre el que se podría hablar largo y tendido, ayer mismo, sin ir más lejos, he podido ver en el culebrón de tv3 como un individuo con careta de Papa Noel violaba a una de las protagonistas, la Paquita.

Máscaras y sexo. Aunque el ejemplo dado sea violento, desagradable y reprobable. Corramos un tupido velo. Sigo. Siempre se hace la bromita: "te gustan los luchadores mexicanos, eh pillín". El rollo filogay de los gladiadores y la lucha grecorromana. O las máscaras de látex que tan bien nos muestra Miguel Angel Martín en sus historias (soy fan aunque lo tengo un poco disperso últimamente). Todo este rollo que les estoy contando procede de mis esfuerzos introductorios para esta página web. Ni más ni menos que un tributo fetichista de mujeres que gustan de utilizar máscaras en su lúdica vida privada. Imagino que se trata de una minoritaria corriente erótica. La desconocía hasta la fecha. Nada sé los hábitos con los que disfrutan de sus tiempos de ocio estas señoras. Quizá se trate de un inocente entretenimiento pajero tipo trekkie; o quizá oculta un mundo subterráneo y bizarro lleno de sudor. Nada sé. Sólo las fotos. Y aunque uno es malpensado, únicamente me fascina el horror de máscaras que utilizan. No son agradables. Dan como miedo. Quizá esté ahí la gracia. El plus del miedo en el erotismo, la atracción por lo desconocido, la seducción sin rostro, o mejor, de rostro aséptico que se superpone a lo humano. Porcelana agria. Sentimientos pálidos. Yo creo que hay maldad, lo que no sé es si de la inocua o de la perversa. ¿Dejaríais vuestros cuerpos, queridos lectores, a disposición de estas anónimas chicas enmascaradas? Esta es la pregunta que les planteo en esta noche de paz y amor.

No hay comentarios: