7.11.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXXIV): COOTIES



Asumiendo con dignidad que su vínculo con Frodo Bolsón se antepondrá de por vida a cualquier otro papel de su filmografía, Elijah Wood ha optado por la alegría de dejarse llevar por su entregada afición al cine de género (terror, thriller, gore) con una retahíla de títulos al margen de la industria del blockbuster, ganando así la simpatía de quienes compartimos su gusto. La programación de Sitges 2015 incluía una buena muestra con esta película que tuvo en mi amada sala El Retiro al público ideal. Adscrita al género de infectados a mordiscos, en este caso la epidemia solo afecta a menores de edad, con la adolescencia como frontera de contagio, y sus protagonistas son un grupo de profesores asediados ante la virulenta y salvaje horda de infantes asesinos. La idea tiende lazos a la clásica ¿Quién puede matar a un niño? de Chicho Ibáñez Serrador, pero no pueden estar más alejadas, ya que en este caso el tono es absolutamente festivo, y aunque la violencia y el gore (relativo) están ahí, bien visibles, el humor —en general negro e incorrecto— siempre acompaña. Cooties es lo que es, puro y modesto divertimento de serie B sin pretensión alguna, pero sabe diseminar subterráneas cargas de demolición al orden establecido, describiendo una patética fauna de profesores al borde de la exclusión social, ya sea por razones mentales o económicas, describe un sistema educativo en decadencia y, como es de rigor, se entrega al desafío de ese tabú contemporáneo que pone reparos a la muerte violenta de menores en pantalla. Aquí el body count de chiquillos es generoso e incontable y, aunque infectados y salvajes estos niños siguen teniendo en el patio del recreo y el chiqui-park unos cuarteles generales que son pesadillas para el mundo adulto, vamos, como en la vida real. Son estas razones, envueltas en modesta falta de pretensiones, las que motivan todo mi aplauso y cariño.

6.11.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXXIII): THE ASSASSIN



Hace 40 años, en tiempos de luchadores y espadachines mancos, nadie hubiera dicho que un wuxia, es decir, una peli de chinos saltarines con espadas, despertaría el entusiasmo de Cannes y se llevaría el premio al mejor director. Creo que llegué a leer que se trataba del wuxia definitivo, o algo así. Pura trola, dado que se trata de todo lo contrario: el antiwuxia definitivo, culmen de una tendencia que se antojaba inaudita inaugurada por Tigre y dragón y continuada por Zhang Yimou. Ojo, no tengo nada contra esos preciosismos chinos, al contrario, algunos los he disfrutado y, de hecho, han cobijado a su sombra peliculones como Wuxia o el Detective Dee: The Mystery of the Phantom Flame de Tsui Hark. Pero claro, la tendencia ha ido a más y ha acabado engendrando lo que alguien definió con tremendo acierto como “una película de chinos dirigida por Manuel de Oliveira”. Es cierto que es bonita de ver, con sus paisajes, sus vestidos y su preciosa Shu Qi. Como película de artes marciales, en realidad rehuye toda coreografía, de ahí la trola de algunos comentarios. La película es muy lenta y consigue algo curioso: la historia que cuenta es casi anecdótica y aún así consigue ser confusa de cojones, al menos para el espectador occidental que soy, porque al final fui incapaz de situar y reconocer algunos personajes. Pese a todo, reconozco que por alguna razón no me aburrí ni agobié con ella. Por cierto, soy muy fan de largo plano de las ovejas reposando en el prado a cinco minutos del final.

31.10.15

EN HALLOWEEN



Este año he celebrado Halloween con mis compañeros de Canino, un proyecto necesario que espero nos dé muchas alegrías. Allí hemos seleccionado libros, tebeos, películas, videojuegos y hasta contado experiencias pavorosas. Por mi parte, estas han sido mis recomendaciones.


CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXXII): AS THE GODS WILLS



Como es ya tradición, el cine de Takashi Miike no faltó a su cita con Sitges, y que fuera por partida doble a nadie sorprende al tratarse de un realizador hiperactivo que no se conforma con una película al año. As the Gods wills pertenece al Miike lúdico y, en cierta forma, esta película se puede entender como su singular aportación a la corriente actual de historias donde un grupo de jóvenes debe sobrevivir a una serie de pruebas. Vamos, un poco como El corredor del laberinto pero sin distopía de fondo a cambio de delirio nipón. Aquí los protas se ven obligados a sobrevivir al encuentro con una serie de monstruos inspirados en juegos tradicionales japoneses —un poco versiones orientales de cosas como la gallinita ciega o el escondite inglés—. Eso es gracioso porque, en un formato argumental que bebe de los videojuegos —pruebas que dan paso a la siguiente— y de los reality shows concursales —encierro— Miike coloca lo tradicional. A su manera claro, porque se materializa con efectos digitales y generosidad en términos de gore y hemoglobina. La película tiene un inicio salvaje y prosigue entretenida, aunque en su tramo final se relaja y se pone más trascendental, pero bueno. ¡Ah! También adapta un manga, creo que inédito por aquí, obra de Muneyuki Kaneshiro y Akeji Fujimura. Como tal, no está al nivel de I am a Hero o Parasyte, también programados este año.

30.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXXI): PARASYTE



Tercero de los live action o adaptaciones a imagen real de mangas que vimos este año, y pese a que no suelen entusiasmarme lo cierto es que tendré que sacarme reparos de encima. Quizá no llega al guateque de diversión de I am a Hero, pero lo cierto es que este Parasyte está muy bien, al menos la primera entrega, ya que no puede ver la segunda y la historia queda sin concluir. La historia va de unos parásitos que se apoderan de cuerpos humanos, que tienen capacidad multiforme y que, literalmente, se alimentan de nosotros, ñam ñam. Pero como son cautos, la invasión es silenciosa y conspirativa. La cosa es que que una de esas fagocitaciones no fructifica como es debido y produce una simbiosis entre el parásito y un joven estudiante, algo que los otros bichos ven como una amenaza. La peli es divertida, tiene buenos momentos de comedia, hay drama, acción, violencia, gore, romance, despertar del héroe e incluso alguna reflexión sobre la condición humana, y todo eso servido con ritmo y gracia. El manga original, obra de Hitoshi Iwaaki, fue seriado entre 1988 y 1995 y tuvo adaptación anime, pero aún así está inédito por estos lares. La pena es que desconozco si la segunda entrega mantiene el buen pulso de esta primera parte.

NOVEDADES MANGA


Estos días se celebra el Salón del Manga de Barcelona, así que la lectura de manga me ha tenido ocupado. El resultado, junto a una interesante entrevista a Oriol Estrada, que de esto sabe mucho, pueden leerlo en Canino, imprescindible y necesario magazine. Fragmentos del audio, resumidos y en catalán, en mi colaboración semanal en Els Experts de Icat.cat.

25.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXX): I AM A HERO



Una de las películas que más ganas tenía de ver, al fin y al cabo soy fan del manga de Kengo Hanazawa. Mis expectativas eran altas, pero tampoco mucho: las adaptaciones de mangas en imagen real (live action que las llaman ahora) pueden gustarme o no, pero siempre están por debajo del original, les falta algo. No es el caso. I am a Hero captura el tono original, tanto el carácter apocado del protagonista como esos zombis surrealistas que repiten frases absurdas. A medio camino entre la comedia y la aventura de acción con infectados, tiene media hora inicial trepidante y espectacular, luego se tranquiliza y al final se convierte en una fiesta por todo lo alto. Yo me lo pasé bomba, y desde luego es una de las grandes triunfadoras de la edición de este año. Por cierto, esta producción de la Toho se estrenó mundialmente en Sitges, un dato a tener en cuenta. La única pega es que no todas las frases de los zombis estaban subtituladas, con el delirio que suponen.

20.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXIX): FEBRUARY



Opera prima del hijo de Anthony Perkins, es un buen ejemplo de una película que podría ser mucho mejor de lo que es y que fracasa por su desbarajuste narrativo. Explica la historia de tres chicas, dos que durante las vacaciones se quedan en el solitario internado femenino donde estudian y una tercera, salida de un tratamiento psiquiátrico, a la que una pareja recoge en una estación de autobús. Flashbacks de crímenes y una silueta satánica paseando por el internado van tejiendo una madeja desordenada, y es una pena. Las tres actrices están estupendas, y la historia —que en el fondo no es complicada de deshilar— daba para más, pero intuyo una voluntad de darle complejidad a través de desordenar las piezas del puzle. Esa intención no solo se efectúa con impericia narrativa del debutante —podemos perdonarlo— sino también como si con tan solo alterando cronología y representación de los personajes se consiguiera mayor trascendencia y originalidad, y ahí está el error que explica el confuso resultado. Está bien jugar con esas cosas, pero hace falta algo más y, sobre todo, no caer en el exceso que lo desbarajusta todo.

19.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXVIII): THE HALLOW



Digna aportación al terror fantástico puro, me gustó mucho está película aunque no todos comparten mi entusiasmo. Vale, es cierto que es una monster movie muy clasicota, pura serie bé, pero de la honrada. Tampoco se puede decir que sea lo de siempre, o no exactamente. Me explico. En Irlanda están vendiendo sus bosques, y aquí un matrimonio con bebé que se instala en un solitario caserón porque el marido es un botánico que debe catalogar árboles para la tala. A partir de ahí la peli despliega un arsenal de buenas ideas: criaturas del bosque, hongos parásitos como los de las hormigas zombi, lugareños chungos, leprechauns que roban bebés, gritos de banshee y demás riqueza de los seres fantásticos de tradición irlandesa o británica. Puedo aceptar que quizá podría sacar aún más partido, pero lo cierto es que entra pronto en materia, mantiene el pulso y cuenta con algunos momentos visualmente intensos. También viene muy bien para recordar que cuando aquí traducimos lo faérico como “cuentos de hadas” contaminamos de blancura una tradición que también es siniestra.

18.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXVII): THE SALVATION



El tercer western programado no es que mantenga el tipo frente a los otros dos, sino que refuerza el altísimo nivel de la inusual representación que ha tenido el género este año. De hecho, y no soy el único, me voy de Sitges con un subidón western de considerable. The Salvation es un western danés, aunque su reparto incluye actores nórdicos con otros ingleses, y más allá de su nacionalidad es una anomalía en sí misma, salida de una vieja sala de doble sesión y que, al mismo tiempo, muestra formas y detalles del cine contemporáneo. Historia de venganzas cruzadas, bandas de forajidos, ciudadanía cobarde y mezquina, sepultureros, compañías de ferrocarriles e intereses oscuros. Vamos, un armazón que aúna bolsilibro, clasicismo y, especialmente, tanto aroma de espagueti como ecos a Siegel o Eastwood, todo enriquecido con la frialdad propia del cine de los países escandinavos y sin que la suma de ingredientes chirríe en ningún momento. Violenta, áspera y entretenida, la recomiendo con entusiasmo, más si se es de los que disfruta de un género hoy no tan frecuentado como antaño.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXVI): THE INVITATION


La película ganadora de este año no admite demasiadas discusiones, al menos por mi parte. También es un gran ejemplo de lo mejor de Sitges: entrar en la sala a visionar una película de la que nada sabes y de pronto darte cuenta de que te ha atrapado. Y eso tiene mérito, más cuando todo sucede en el interior de una casa. Un grupo de amigos que comparten un pasado traumático se reencuentran en una cena. La pareja anfitriona ha ingresado en una secta y pronto ejerce el proselitismo de su nueva fe buscando convencer a sus invitados. La película gestiona magistralmente el crescendo de la tensión y el suspense, y juega muy bien con las dudas, tomando el punto de vista de su torturado protagonista. ¿Está pasando algo raro o se trata de una paranoia descontrolada? Despejar esa duda te mantiene enganchado mientras la atmósfera inquietante crece y crece sin que nada chirríe. Peliculón.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXV): THE PACK



Se puede afirmar que, en la actualidad, Sitges no es un festival sino varios articulados en diferentes secciones por una programación inabarcable. Uno de los que más me interesa es Panorama, con sede en El Retiro y dedicada al cine de género de toda la vida. Son películas no siempre redondas pero que normalmente despiertan mi simpatía. No es el caso de esta decepcionante película australiana en la que una manada de perros salvajes acosa a una familia de granjeros. Lo que hubiera podido ser una serie bé rutinaria pero efectiva se queda en un deslavazado quiero y no puedo que no hay por donde coger. La tensión es desganada, los perros atacan en manada o corren tras su presa según convenga al devenir de la historia y, si con eso no fuera suficiente, a menudo no se comportan como los animales que son. Cualquiera que haya tenido perro sabe que nada escapa a su olfato. Aquí, en cambio, los protagonistas se hartan de pasar despacio por detrás de los animales sin que estos se percaten. Encima, la familia es de esas debilitadas por problemas, económicos y de rebeldía adolescente, que saldrán fortalecida de la experiencia. El buen cine de terror debe socavar convenciones sociales, no cimentarlas. En definitiva, una pésima muestra de mediocridad y rutina sin chicha que morder.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXIV): HIGH-RISE



Leí Rascacielos de J.G.Ballard a mediados de los 80 y se convirtió en uno de mis libros fetiche. Hace mucho que lo tengo anotado como relectura pendiente, pero al final llego tarde y veo antes la adaptación de Ben Wheatley (Kill list, Sightseers) con lagunas en mi memoria. La adaptación recoge muy bien el espíritu de la novela, aunque percibo un poco abrupto el camino de enfrentamientos que poco a poco lleva a una descomunal comunidad de vecinos a un salvaje apocalipsis interno. Creo que hay algo que no la hace redonda del todo, pero reconozco que merece un visionado más reposado por mi parte (y no con tanto cansancio acumulado) y que se trata de un material complicado de llevar al cine. Además de los actores, que son un lujo, la película tiene grandes aciertos. Primero, la plasmación delirante del salvaje caos final. Segundo, su ambientación setentera, propia de los años en que se escribió la novela, una decisión sorprendente cuando lo fácil habría sido adaptarla al presente o a ese futuro de la próxima semana, tan ballardiano. Y tercero, que pese a esa ambientación retro, la película saca a relucir que ese rascacielos estratificado socialmente donde el cabreo de abajo aspira a desmantelar el sistema impuesto arriba, es, sí, nuestro presente, y el caos nos espera la semana que viene.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXIII): THE SURVIVALIST



Otra película de supervivencia postapocalíptica forestal que gana mucho puesta en paralelo con la infumable Into the forest. Es decir, es una buena película que aún lo es más colocada frente a su siniestro reflejo bucólico porque eso muestra lo que, por fortuna, no es. De hecho, The Survivalist es áspera y dura, sin apenas concesiones, y relata como un hombre que lleva seis años desde el fin de nuestra civilización sobreviviendo en medio del bosque ve desmoronarse todo su sistema cuando acoge a dos mujeres perdidas. Su incómoda búsqueda de realismo hace que el simbolismo de la Nueva Eva, que aquí también está presente, este envuelto en alambre de espinas.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXII): INTO THE FOREST


Un horror, amigos. Los apocalipsis tristes sacan lo peor del espectador y, en mi caso, tal sobredosis de amor fraternal y paternal me acaba provocando odio extremo. El abrupto apagón energético que nadie espera pilla a dos hermanas en su estupenda casa en medio del bosque, donde viven junto a su maravilloso padre. Aquí no hay apenas tensión y sí un sobrevivir bucólico recogiendo frutas silvestres por parte de dos chicas con tendencia a tomar la decisión más tonta. La película aparenta tener un mensaje feminista evidente, cosa que me parece bien, en la que los hombres son paternalistas, violadores o buscan quebrar la fraternidad femenina. Pero curiosamente se han producidos silbidos cuando plantea el tema del aborto ante un embarazo no deseado. Vayamos por partes. El tema de la nueva Eva, que aquí se subraya llamando así a una de las chicas, es casi un simbolismo intrínseco al subgénero postapocalíptico, y la pervivencia del niño indica si hay mensaje de esperanza —es decir, renacimiento propio de un relato de fantasía según John Clute— o todo lo contrario —lo que supone un poco habitual mensaje de horror y pesimismo—. El problema es que la duda de si abortar o no se desarrolla con un monólogo que enfrenta el derecho de la mujer con el derecho del niño, y lo segundo se expresa e impone tan en mayúsculas y negrita que es un puñetazo próvida, y eso desarma buena parte del feminismo de la historia, o eso me parece. ¿Feminismo provida? Pues añadan sopor, personajes tontos que toman decisiones absurdas (y no me refiero al aborto, sino a cosas como lo que hacen al final y que no responde a nada más que a un simbolismo impostado), humanismo azucarado y bucolismo campestre y tenemos la peor clausura posible para Sitges 2015.

15.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XXI): THE FINAL GIRLS



Una de las pelis que este año se ha ganado el cariño de público y aficionados. La propuesta es puro metalenguaje, pero no se asusten que es de una sencillez pasmosa, no esperen de ella un festival como Cabin in the Woods porque esto es otra cosa. Así, sin desvelar demasiado, digamos que un grupo de jóvenes acaban viajando al interior de una película slayer de los 80s, o dicho de otra forma, un cruce entre La rosa púrpura del Cairo / El último gran héroe con Viernes 13 / Campamento sangriento. Es simpática, juega con los códigos del género y aunque bordea precipicios peligrosos cuando potencia la parte dramática del argumento —que la hay, y es importante—, o cuando parodia los arquetipos juveniles del cine de los 80s, nunca se despeña. Casi, pero no, y de paso consigue ser entrañable. Tiene un montón de guiños y me encanta el que cierra la película. En algunos momentos es más inteligente de lo que parece, en especial cuando contrapone los personajes juveniles actuales con los de hace 30 años (incluso el cartel juega con esa idea). Del mismo modo, aunque reconozco que no sé si queriendo o sin querer, ese voluntario contraste con las pelis de psicópatas de los 80 desvela que vivimos tiempos blandos: en The Final Girls no hay ni tetas ni sangre. Vamos hacia atrás, amigos.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XX): SLOW WEST


Segundo western de los tres de este año y, como ya intuía, queda lejos de superar Bone Tomahawk. En esta ocasión no hay entusiasmo, aunque tampoco lo contrario. Es de agradecer que la película sea tan sincera reconociendo en su título que se trata de un Western Lento, que así uno ya va avisado. Del mismo modo, que se llevara un premio en Sundance como película dramática también indica que la aproximación al género es la propia del cine indie. Nada que objetar, ningún prejuicio por mi parte, al menos hasta que veo aparecer a Kodi Smit-McPhee, un joven actor que me despierta un rechazo sin razón aparente, así que no me pregunten el porqué. De todas formas, se impone mi lado optimista y le sigo dando la oportunidad que merece, y hago bien porque la película va ganando enteros según avanza, alternando momentos poderosos con otros más blandi-ble; y siempre con un aire raruno que me recuerda Dead Man, aquel western extraño de Jim Jarmusch protagonizado por Johnny Deep, salvando las distancias, claro, porque Slow West no es tan extravagante y carece del humor de aquella. Aquí el sustento es un drama de imposible amor romántico que por fortuna no devora a la película del Oeste que también es, entre otras cosas por la poderosa caracterización de su variopinta galería de pistoleros cazarrecompensas y por el hermoso tiroteo final.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XIX): MACBETH



Si antes, con Green Room, señalaba el placer de encadenar películas que se disfrutan, ahora toca comentar lo contrario, porque esta bacanal zinéfaga tiene un precio y las horas de sueño sacrificadas acaban pasando factura. Es lo que me pasó con esta adaptación de Macbeth que, por lo leído en redes sociales, ha gustado a muchos. No es mi caso, pero mi juicio es endeble y sin valor. Entré con ganas, había fuerza visual y me encanta el poderoso paisaje escocés, pero la densidad del recitado de la obra de Shakespeare pudo conmigo. Apareció el cansancio y me dejé llevar por el sueño. De vez en cuando abría los ojos intentado seguir el hilo, pero no pudo ser, así que al final no tuve más remedio que levantarme y salir del cine para que me diera el aire. Así que este Macbeth me pareció tan intenso como peñazo, pero en esta ocasión mi opinión no vale un pimiento.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XVIII): GREEN ROOM



La entusiasta adicción que provoca Sitges se debe a múltiples motivos. Uno de ellos es que bien pasadas las dos de la madrugada uno sale del cine vitaminado tras la estupenda Bone Tomahawk y tras apenas cuatro horas de sueño hay que madrugar para lo que promete ser una nueva dosis de cine intenso. Y así es. En Green Room un grupo punk de gira por la América profunda se topa con una banda de peligrosos skins. Como bien indica John Tones en su crónica para Canino, de entrada el grupo punk y los skins no son impostados y actúan como tales. Aunque la etiqueta de Survival Horror no está mal puesta, se trata más bien de la clásica película de asedio, un subgénero que ha dado joyas como Río Bravo y El Dorado de Howard Hawks o Asalto a la comisaría del Distrito 13 de John Carpenter, película esta última con la que Green Room comparte ese aroma de puesta a punto del serie B de toda la vida. En estos tiempos la violencia es más explícita y directa, por ejemplo, y de eso aquí hay un buen surtido. Una de las cosas que me gusta, y que en mi opinión enriquece la película, es que los skins son unos hijos de puta muy peligrosos, pero eso no evita que su comportamiento sea muy de andar por casa y no actúen como un engrasado ejército según se van complicando las cosas. También conviene advertir del posible hype. La película es estupenda, sí, pero tan solo se trata de una honesta película de asedio y supervivencia, muy contundente pero también muy sencilla.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XVII): BONE TOMAHAWK



Este año han programado tres westerns en Sitges, cosa que me alegra, aunque va a ser difícil que los otros dos superen esta maravilla. A ver como lo explico. El pase es nocturno, va con retraso, antes ponen un corto y yo estoy para el arrastre. La peli dura 130 minutos y encima el director, que se enrolla lo suyo despotricando contra Hollywood, avisa que la película avanza con calma. Así que me temo lo peor: sucumbir al sueño acumulado. Sucede todo lo contrario. Ahí estoy, con los ojos bien abiertos viendo como la expedición de vaqueros comandada por Kurt Russell se interna en la zona prohibida del Salvaje Oeste. Es cierto que la película avanza sin prisas, pero yo disfruto del viaje a caballo y de las conversaciones que hacen crecer a los personajes (enorme Richard Jenkins como viejo ayudante del sheriff y muy bien Mathew Fox de pistolero dandi). Y tampoco conviene dar una imagen errónea, porque no es una película aburrida, pasan cosas y la tensión va en aumento según se acercan a su tremendo destino, porque este es uno de esos singulares western mutantes que se hibridan con géneros como el terror, en este caso las películas de caníbales. Nada menos.

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XVI): COP CAR



Sin duda, una de las películas de este año, que además de compacta y sin pega alguna, de esas cuya sencillez es virtud y cuyo visionado se pasa volando. Thriller tenso, con destellos de humor negro y un gran tratamiento de los personajes infantiles, la historia se localiza en esa América profunda y rural cuyo paisaje hemos interiorizado como un territorio mítico por legado del western, con sus policías corruptos, su violencia de pueblo y sus carreteras rectas que se pierden en el horizonte. Un par de niños se encuentran un coche de policía oculto tras unos árboles y no se les ocurre nada mejor que irse a dar una vuelta con él. A partir de aquí, la cosa se va a poner complicada. Una de esas películas donde personajes que no saben muy bien qué está pasando van desencadenan acontecimientos cada vez más difíciles de parar. Kevin Bacon está estupendo y los niños protagonistas también. Vamos, que es estupenda.

12.10.15

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (XV): KNOCK KNOCK


A estas alturas sabemos que Eli Roth es tan poco sutil como amigo del exceso, y le apreciamos por ello. En su nueva película, de nuevo en colaboración con el equipo chileno vinculado a Guillermo López, de nuevo encontramos esa falta de sutilidad y ese exceso festivo, aunque esto último de una violencia menos atroz a la suministrada en sus Hostel o en Green Inferno (soy muy fan de ellas). Knock Knock forma parte del subgénero de los intrusos, muy en boga en estos tiempos de crisis, aunque aquí quienes invaden la privacidad doméstica están de muy buen ver para quien tenga inclinación sexual por las féminas (en concreto Lorenza Izzo y Ana de Armas). Al otro lado tenemos a Keaunu Reeves ejerciendo de Rodriguez a su pesar pues es esposo y padre modélico de una familia ideal —y perdonen el subrayado, pero ese es el tono—. Así que tenemos una especie de Funny Games con corazón latino en lugar de frialdad austríaca. La película tiene momentos de mucha risa y mala leche, y eso es siempre divertido, pero tiene sus problemas. Uno es que al final se hace cansina con tanto ajetreo dentro del chalé ideal. El otro problema es actoral, aunque esto debe ser matizado. Durante la primera media hora, o así, Keanu se saca una desconocida bis cómica haciendo de señor que se resiste al acoso sexual. Del mismo modo, las chicas tienen un punto de diablillas a medio camino entre los gremlins y las vampiras de Jean Rollin que es muy de agradecer; pero ni ellas ni él son capaces de sostener tanta tensión, tanta presencia en pantalla y tanto exceso festivo y es entonces cuando saltan las costuras de la peli y se descose un poco el asunto. Aún así, tiene mi simpatía. También es un poco ambigua y hay quien le ha visto un trasfondo moral un poco chungo, aunque mi caso es la contrario y más bien creo que se trata de un acto de acoso y derribo de la institución familiar hecho muy a lo burro, sin sutilidad y con exceso, vamos, a lo Eli Roth. Y que conste en acta que yo estoy a favor de derrumbar familias modelo de clase alta que tienen la casa llena de fotos de ellos mismos muy felices. Muy a favor. Y también de la pizza gratis.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (XIV): SUMMER CAMP



Debut como director de Alberto Marini, ligado a Filmax desde los tiempos de la Fantastic Factory, productor de la saga [REC] o de Los últimos días y guionista, entre otras, de Mientras duermes o Extinction. Vamos, un profesional del género. Quizá por ello se esperaba más, aunque por mi parte debo decir que me entretuvo lo sufieciente. Tiene estética de fantaterror ibérico de toda la vida y al mismo tiempo infectados marca Filmax —que tanto deben a Lamberto Bava—. El hecho de que pase en nuestro país —eso siempre me gusta— pero los protagonistas hablen en inglés tiene buena excusa: son los monitores extranjeros de un campamento de verano con inmersión lingüística. Además de encontrarla divertida, entre otras cosas porque va al grano, me resultó interesante porque plantea un curioso giro al tema de los infectados, además de jugar un rato con algunos tópicos que se dan por sentado, como el tema del mordisco. Luego tiene detalles como ese pozo rojo —que no acaba de explicarse pero que por un momento me sonó lovecraftiano—, setas de color lila y un caserón de los nuestros, con establo lleno de paja y hoces como en las viejas producciones de Profilmes. También es justo reconocer que esos aciertos daban para mucho más y que hay una cierta confusión sobre las causas que provocan el asunto —que si el polen, que si el agua, que si esto o que si aquello—, pero mira, yo pasé un rato entretenido con ella.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (XIII): LE TOUT NOVEAU TESTAMENT


Una de esas películas a las que uno entra porque son las 8 de la mañana y, despierto y desayunado, no tengo nada mejor que hacer. Soy de la opinión de que en los Países Bajos late algo oscuro que a veces sale a flote en sus películas. No es el caso. Dios vive en Bruselas y es el Dios del Antiguo Testamento, un tipo muy chungo. Su hija decide cambiar las cosas y baja a la Tierra, como antes hizo su hermano fracasando en el intento, y se pone a buscar apóstoles. La primera media hora tiene su gracia, y bastante, pero luego, con los apóstoles, se desploma. Si al principio despliega un humor absurdo envuelto de parodia religiosa, luego gira a la poesía melancólica y la estampa a lo Amelie. De cierta mala leche, dentro de un orden belga, se pasa al sentimentalismo bucólico de trazo grueso. Eso sí, sale un señor disfrazado de gorila, que siempre da puntos.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (XII): ABSOLUTELY ANYTHING



La reunión es de gente que a todos nos cae bien. Está Terry Jones dirigiendo y el resto de sus compañeros de Monty Python poniendo voces a unos extraterrestres, al difunto Robin Williams haciendo lo mismo con un perro, a Simon Pegg de prota junto a Kate Beckisale —que igual no tanto pero tiene otros alicientes, al menos en mi caso—. En definitiva, tanto personal que nos cae bien hacía imposible que con la película no fuera así. Cierto. Pero seguidamente es necesario matizar mucho la simpatía porque Absolutely Anything no es lo que uno querría, no es un retorno del mejor humor británico, no, sino una simple comedia romántica, un chico conoce chica sin aristas y con extraterrestres. Hay unos cuantos gags con los que me reí a gusto, pero son gags dentro de un orden, gags tradicionales, muy alejados del caos de los Monty Python, porque esto no es una película de los británicos aunque cuente con su presencia —aunque al final sea Robin Williams quien se lleve el gato al agua— y con uno de ellos dirigiendo. Esto es una comedia amable de gags sencillitos y dentro de un orden, tan simpática como poco memorable.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (XI): MAGGIE





La cultura popular dista de ser una ciencia exacta y Maggie un perfecto ejemplo de ello. Si uno plantea la operación matemática Arnold Schwarzenegger + película de zombis =… Muy pocos darán con el resultado correcto, que es… = ladrillo soporífero. Aquí el verdadero espíritu de Lo Zombi brilla por su ausencia, esto es un drama, aburrido y de sentimentalismo blandengue, una de esas películas cuya banda sonora es una eterna tecla de piano. La variación que introduce al subgénero es que el efecto del mordisco tarda un mes en hacer efecto (como ven, aquí hasta eso va despacio) y, como la cosa está más o menos controlada, el gobierno permite a las víctimas pasar ese tiempo con sus seres queridos (en un claro ejercicio de memez sentimental, quién puede creerse algo así). El bueno de Arnold es un granjero que tiene a la hija adolescente infectada, así que se pasa el día llorando mientras algún vecino le mira con malos ojos. No hay más, nada más, ni giro, ni tensión, solo un enorme bostezo ante una pésima entrega de melancolía zombi paterno filial. La cosa alcanza niveles atroces cuando muestra una fiesta de despedida, alrededor de una hoguera, de adolescentes infectados en lo que puede considerar una variación pocha pocha pocha del Agujero Negro de Charles Burns. Si acaso, como mucho se salva el encuentro con una niña zombi en el bosque. De momento, ocupa el primer puesto en mi ranking de lo peor de Sitges 2015. Por cierto, ya corren por ahí carteles fake con las cosillas que se encuentran a faltar.




CRÓNICAS DE SITGES 2015 (X): THE DEAD LANDS



El Festival de Sitges se ha distinguido los últimos años por traer dos obras maestras que revolucionaron el cine de hostias del siglo XXI: Ong-Bak y The Raid. Al estar programada en similar sesión que aquellas, esta interesante peli neozelandesa paga el precio de no cumplir expectativas porque en realidad es otra cosa, y puestos a buscar referentes, estos son más bien Apocalypto o En busca del fuego aunque luego el resultado no sea el mismo. La película recrea la vida de los aborígenes maoríes (probablemente sea la primera película íntegramente hablada en su lengua) antes de la colonización occidental. La historia es bastante clásica, el viaje de un joven guerrero buscando vengar a su tribu, exterminada por rivales vecinos. Uno y otros se internan en un bosque donde se dice habita el espíritu de un salvaje guerrero. La película intenta recrear la cultura maorí, ya sean creencias religiosas —a ratos hay una buena atmósfera sobrenatural—, costumbres salvajes —canibalismo— y su forma de lucha tradicional, porque hostias las hay, pero no son nada del otro mundo si no tenemos en cuenta todo el repertorio de caras y rituales de amenaza que los deportistas neozelandeses han hecho famosos. La peli no está mal, aunque es algo lenta y un final un tanto blando.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (IX): THE BOY



A medio camino entre el American Gothic destartalado y el white trash chungo, me ha gustado bastante esta historia sobre un niño que vive en un mugriento motel de carretera secundaria, en medio de la nada, con su amargado y alcoholizado padre. La distracción del asilvestrado chaval, aburrido y solitario, son travesuras un poco subidas de tono: poner trampas para que los animales mueran atropellados o colarse en las habitaciones de los escasos clientes del motel para robarles cosas. Poco a poco, estas acciones tienen consecuencias mientras una sostenida inquietud se apodera de la historia. Son varias las cosas que me gustan y llaman la atención de esta peli de contundente desenlace. Uno es lo bien llevada que está la posible maldad del chaval, que no está esbozado como el típico niño malo y uno no sabe si es de veras chungo o lo suyo son cosas de críos que sobrepasan lo habitual por su existencia miserable, criado en soledad, en medio de la nada, sin más contacto social que los pocos clientes de paso. Resolver la pregunta sobre si se trata de auténtica maldad ofrece un excelente suspense. La otra cuestión es la importancia de su ritmo moroso, porque esta, conviene avisar, es una película lenta y parca en palabras. Es interesante porque esa dilación narrativa, generosa en silencios, es un elemento descriptivo de la soledad rural del protagonista y además ayuda construir, junto a la inquietante banda sonora, la atmosfera opresiva del lugar y el crescendo de mal rollo.

11.10.15

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (VIII): SORGENFRI (WHAT WE BECOME)



Por alguna razón esta aportación danesa al cine de zombis o infectados llamaba mi atención. Al final no ha sido para tanto pero como el entregado al subgénero que soy he salido bastante satisfecho. En realidad, el resultado es muy clásico y sus referentes saltan a la vista: The Crazies, Walking Dead y especialmente la fundacional La noche de los muertos vivientes, de la que es una especie de remake raruno en su parte final. Es interesante el desarrollo de la infección y la desinformación mediática que la acompaña, luego los personajes empiezan a comportarse como imbéciles y la cosa decae, pero bueno. Quizá su mayor aporte sea esa fría estética nórdica y trasladar la invasión zombi a una idílica urbanización de clase media-alta en pleno paraíso del bienestar social, es decir, Dinamarca. Por desgracia, ese potencial mensaje de que “esto se acaba” no acaba de emerger como debiera, y eso que los primeros infectados son jubilados y pensionistas.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (VII): TURBO KID



Aunque las opiniones están divididas y hay quienes no coinciden conmigo, este Mad Max en bicicleta se ha ganado mi corazón. La cosa va de rememorar el cine de videoclubs de los 80s y, en especial, el copioso género post-apocalíptico que vino tras la segunda entrega de la obra maestra de George Miller. La frase inicial es toda una declaración de intenciones: "This is the future, this is 1997". El homenaje también incluye guiños a la mítica Laser Blast, Indiana Jones o el gore jocoso de las primeras pelis de Peter Jackson, sin olvidar la banda sonora de hipnótico electro-pop. . Intentar reproducir aquella estética y sus escasos recursos tiene sus riesgos, y la pega que muchos le encuentran es su condición de tributo realizado desde lo hipster, y eso es así, salta a la vista, pero desde mi punto de vista no hay impostura sino amor, mucho amor, y al final ha conseguido inyectarme cierta dosis de emoción, así que debo mostrar gratitud defendiéndola con los dientes apretados. Muy fan del personaje de la chica.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (VI): TALES OF HALLOWEEN



En los últimos años en el cine de terror están reviviendo las películas de episodios, es decir, formadas por diversas historias de corta duración. Es un formato muy afín a un género donde el cuento de miedo breve forma parte de su esencia, como demuestran tanto las muchas antologías existentes como los míticos tebeos de terror de la EC y de la Warren. En el cine no tuvieron tanto predicamento pero hay unos cuantos ejemplos, como las producciones de la entrañable Amicus o la célebre Creepshow que unió a George A. Romero con Stephen King. Como parte de este modesto retorno, Tales of Halloween merece la pena, entre otras cosas porque va directo a lo que promete: una recopilación de historias de terror propias de la noche de Halloween y, por tanto, generosas en espíritu festivo, finales de impacto y Gran Guiñol a destajo. Como se trata de 10 historias, no da tiempo a que al habitual vaivén de toda antología y, en realidad, diría que todas se mantienen a buen nivel. Entre el surtido de directores destaca la presencia de Neil Marshall y Lucky McKee. En definitiva, un guateque para los amigos de las calabazas y el truco o trato, como quedó claro en el bullicioso pase en El Retiro de Sitges.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (V): TAG



A Sion Sono le han entregado esta tarde el premio honorífico La Máquina del Temps. Merecidamente porque tiene en su filmografía algunas joyas de del cine japonés reciente (Love Exposure, Cold Fish, Why Don't You Play In Hell?) y porque el público de Sitges lo aplaude a rabiar, y eso que el habitual ritmo destajista nipón en ocasiones se deja notar. A cambio, una especie de inmediatez creativa que también tiene sus cosas buenas. Creo que en esta ocasión suceden ambas cosas. No es de la mejores pero tiene esos detalles marca de la casa. Empieza con una escena de impacto y pronto se convierte en una desmelenada matanza de bachilleres japonesas de uniforme. Cualquier duda sobre su posible alma de onirismo misógino pronto desaparece pues en realidad va de todo lo contrario. Por el camino todo vale, de la chorrada a la escena de impacto, en una película que está rodada casi a la carrera, o al menos las protagonistas no paran de correr. Una de ellas afirma en varias ocasiones que “la vida es surrealista”. El cine de Sion Sono también.

10.10.15

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (IV): THE WITCH





Esperada con expectación, la película escogida para inaugurar de manera oficial Sitges 2015 va directa a formar parte de cualquier lista con criterio de mejores títulos sobre brujería. Una familia de colonos es expulsada por motivos religiosos de la comunidad de Nueva Inglaterra en que viven y se instalan al borde de un frondoso bosque desde donde les acecha una presencia ominosa que, quizá, podría tratarse de una bruja. En mi opinión, la película es brillante, aunque hay un poco de división de opiniones -digamos que el sector cinéfilo clásico no coincide conmigo-. La estética de los peregrinos del siglo XVII, recién llegados al Nuevo Continente arrastrando su fundamentalismo puritano, es poderosa, y al parecer la película recoge numerosos testimonios y diálogos de esa época. Es muy elegante, contiene imágenes bellas e inquietantes de satanismo y no elude la carga religiosa que conlleva tratar la brujería en el contexto histórico en que transcurre. Por ponerle algún pero, en alguna escena los actores están un poco teatrales, claro que es difícil aunar drama, represión cristiana, penuria y terror. Vigilen a los machos cabríos si hay críos cerca, que igual acaban poseídos.

9.10.15

CRÓNICAS DE SITGES (III): FROM THE DARK



Otra muestra de terror clásico que suple su modesto presupuesto de forma voluntariosa y con la honestidad que da no pretender ser más que un cuento de miedo. En esta ocasión tenemos a una pareja a punto de prometerse a quienes el coche deja tirados en medio de la inhóspita campiña irlandesa, en un lugar donde por la noche pasea un atávico depredador sobrenatural. La gracia está en su punto débil, que no desvelaré pero que es tan simple como complicado de mantener cuando la víctima está perdida en medio del campo, sin más refugio que una cabaña mugrienta. También tiene su gracia que el diseño del monstruo remita directamente al Nosferatu de Murnau, algo que siempre funciona porque hace click en el cerebro del espectador aficionado a los cuentos de miedo. La película se sostiene en su esforzada búsqueda de suspense y tensión constante, y más o menos sale airosa aunque al final lo limitado de su escenario y sus pocos personajes acaban pasando factura. Aún así, cuenta con mi simpatía aunque sé que me olvidaré pronto de su existencia.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (II): ATAQUE A LOS TITANES I



A ver si puedo matizar mi entusiasmo. Esto es la adaptación en imagen real (que es como nos referíamos antes a lo que ahora llaman Live Action) de un manga de mucho, mucho éxito, que aquí publica Norma y que también tiene versión anime. Leí los dos o tres primeros números y, aunque tenía su gracia, ahí me quedé. La cosa va de un futuro muy chungo en que la humanidad ha sido casi exterminada por unos caníbales gigantes y los pocos supervivientes malviven protegidos tras unos muros enormes. Como shonen manga que es, los protas son un grupo de adolescentes que forman parte del reducido ejército que planta cara a los titanes. El matiz a mi entusiasmo es precisamente ese, que todo el rollo juvenil me interesa más bien poco y media de la peli va de eso. Pero la otra mitad, ah amigo, la otra mitad me ha hecho salir fascinado y dando brincos, porque aquí lo que importa son los titanes, visualmente impresionantes. Es curioso que al llevarlos a imagen real desvelan algo que el cómic no transmitía, o que yo no supe ver: son la invasión zombi definitiva. Aquí, los zombis (de la tradición lenta y hambrienta) tienen tamaño Godzilla y se zampan humanos como espárragos. Su desnudez y su amorfa sonrisa añaden toneladas de impacto visual y así la película se descubre como un imposible crossover entre La noche de los muertos vivientes de George A. Romero y La batalla de los simios gigantes de Ishiro Honda. Vamos, que aúna con belleza dos de las cosas que más me gustan: Lo Zombi y los monstruos gigantes japoneses, y el resultado en ese aspecto me resulta tan brutal que no hay peros que valgan. Por cierto, la adaptación consta de dos partes y me temo, ay, que lo tengo mal para ver la segunda.

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (I): WE ARE STILL HERE




El éxito de la estupenda Expediente Warren (The Conjuring) de James Wan ha comportado un curioso fenómeno exploitation de películas sobrenaturales (fantasmas, posesiones, casas encantadas) de ambientación retro setentera que incluso ha llegado a la televisión con la británica The Enfield Haunting. Si en Sitges 2014 vimos The Quiet Ones, ahora nos llega otra que, a diferencia de las anteriores, no apela a la artimaña —cuando hay fantasmas por en medio— del “basado en hechos reales”. En esta ocasión tenemos al típico matrimonio traumatizado por la muerte de un hijo que, buscando superar la desgracia, se va a vivir al campo instalados en una nueva residencia de siniestro pasado. A medio camino entre el subgénero de casas encantadas y el de las comunidades rurales chungas, lo cierto es que no es más que una humilde y correctita película de terror de toda la vida.La primera mitad puede inquietar si se ve en oscura soledad, y la bien resuelta estética vintage le da un cierto empaque, luego ya se acaba desmelenando de manera un poco tosca, pero bueno, tampoco me quejo. Con estas nunca me quejo.

10.8.15

VIDAS EJEMPLARES


Ando leyendo mucho y escribiendo poco, y eso no puede ser. Por ejemplo, los últimos meses he disfrutado de algunos cómics protagonizados por mujeres. El otro día cantaba las excelencias de Maggie Chascarrillo, un ente de ficción que a estas alturas está llena de vida, es decir, no es real pero uno tiene la sensación de que es como si lo fuera, o casi. Este poderoso atributo difícilmente se puede otorgar a las protagonistas de las novelas gráficas que comentaré a continuación. No se alarmen, esta carencia no se debe a falta de vida insuflada sino todo lo contrario, se trata de mujeres cuya biografía ha merecido ser adaptada al cómic. Bueno, hay un matiz, porque en realidad no es así en uno de los casos, pero mejor comentarlo cuando toque.


Primates, de Jim Ottaviani y Maris Wicks (Norma, 2015)

Empiezo con un biopic triple, un cómic que aborda al mismo tiempo las vidas de Jane Goodall, Dian Fossey y Biruté Galdika, tres mujeres que han dedicado su vida al estudio de chimpancés, gorilas y orangutanes respectivamente. Este cómic, quizá algo desapercibido, despertó mi interés por Jim Ottaviani, guionista de quien me gustó mucho su anterior biografía, dedicada a la figura del físico Richard Feynman. Quizá me gustó porque mi expectativa era baja y desconocía el peculiar perfil del científico. En Primates no profundiza tanto porque tres son más que uno para un similar número de páginas, y porque el agradable dibujo de Maris Wicks es más fluido y da más aire a las viñetas.



Como biografía es amable y el resultado no es mal cómic, un peldaño por encima de lo meramente correcto, y supongo que los aficionado a las biografías y/o a la zoología de campo sabrán disfrutarla en mayor medida. Lo cierto es que es una lectura interesante y amena que perfila bien la fuerte personalidad de sus protagonistas —en especial el carácter arisco de Dian Fossey, cuya vida ya inspiró Gorilas en la niebla—, tres mujeres con mucho de aventureras, pioneras en un modo de acometer su trabajo que inicialmente fue recibido con escepticismo por una comunidad científica que miraba con recelo su procedencia ajena al mundo académico, su ruptura con las normas tradicionales del estudio zoológico y, sí, su condición de mujeres, una condición que acaba siendo clave en el resultado de su trabajo, algo que Primates explica muy bien.


La mujer rebelde, de Peter Bagge (La Cúpula, 2014)

En ocasiones hay autores que quedan sepultados por la genialidad de una de sus creaciones. Es el caso de Peter Bagge, cuyo Odio es título indispensable del cómic contemporáneo, un culebrón gamberro y cínico que va más allá de la crónica generacional del grunge con que suele etiquetarse. Esa condición de autor de una obra maestra parece condenar la obra posterior de Bagge a una comparación injusta. Sudando tinta era divertida... pero "no era lo mismo", Other lives decepcionante, sí, mientras Apocalipsis friki al menos resultaba grata para el aficionado al subgénero de la supervivencia post-apocalíptica. Pero Bagge, que es mucho Bagge, ha sabido escapar de posibles callejones creativos por una vía inesperada: la no ficción. Todo el mundo es idiota menos yo, antología de reportajes en forma de cómic publicados en prensa alternativa libertaria, despertó mi total entusiasmo dada mi condición de seguidor acérrimo del Nuevo periodismo de los Tom Wolfe o Hunter S. Thompson. A esa gran virtud de llevar con éxito el cómic por un terreno poco habitual hay que sumar que es terriblemente divertido y muy instructivo para entender, que no compartir, una ideología tan alejada de la socialdemocracia europea como la libertaria, capaz de defender el aborto o el libre consumo de drogas al mismo tiempo que aborrece la sanidad pública y la seguridad social. Además, Bagge lo retrata con humor y sin rehuir contradicciones.


Tras su labor reportera en la tradición del Nuevo periodismo, el siguiente paso aborda otra rama de la No Ficción, la biografía, con La mujer rebelde, un recorrido por la agitada vida de Margaret Sanger (1879-1966), pionera activista de la planificación familiar y el uso de anticonceptivos. Ya de entrada, la propuesta plantea la curiosidad de comprobar cómo se adapta al género biográfico un estilo de dibujo que por nervioso es más propio de la locura slapstick, y lo cierto es que funciona muy bien porque Bagge se sabe contener sin traicionarse a sí mismo y, por ello, dotar de furia a la protagonista; o dicho de otro modo: su personal grafismo inquieto aporta contenido a la descripción biográfica.


Reconozco que antes de abordar la lectura desconocía la figura de Margaret Sanger, todo un personaje que desde luego da mucho de sí. Provocadora, polémica, adelantada a su tiempo, audaz en su libertad sentimental y al mismo tiempo una inteligente escaladora social que murió multimillonaria pese a su modesto origen proletario. Como biografía es brillante porque, además de documentada, la incorrección y cinismo que distingue la obra de Peter Bagge permiten mostrar aspectos oscuros y contradictorios de la personalidad de Sanger, aristas incómodas que a menudo desaparecen en muchos biopics proclives al retrato acomodaticio. La mujer rebelde fue, en mi opinión, uno de los mejores cómics publicados en 2014 y me alegra ver que ya va por su segunda edición.


Sally Heathcote, Sufragista, de Mary M. Talbot, Kate Charlesworth y Bryan Talbot (La Cúpula, 2014)

Un detalle muy revelador respecto a la excelente factura de esta novela gráfica: una vez finalizado el relato, lo primero que se descubre al abordar las detalladas anotaciones de las páginas finales —en el caso de que no se hayan alternado durante la lectura— es que Sally Heathcote, la protagonista, es un personaje ficticio. El dato asombra porque la historia está tan bien urdida que hace difícil sospecharlo. También plantea una cuestión de enjundia: qué motiva a construir un relato de muy documentada base histórica con un personaje que no la tiene. La razón es sencilla y creo que acertada: no se trata de trazar la biografía de una líder sino de una activista de calle, de una mujer humilde y anónima que lucha por sus derechos desde abajo, y que por eso mismo no figura en los libros de historia. Así que no existió como tal porque en realidad fue una entre tantas, o mejor: Sally Heathcote fueron muchas.


Aunque es habitual relacionarlo con excelentes tebeos de ciencia-ficción o fantasía, ya sea para el mercado norteamericano (Sandman, Hellblazer, Batman) o el británico (como la serie steampunk Grandville que aquí está publicando Astiberri), no es la primera vez que Bryan Talbot toca temáticas sociales. Lo hizo en 1995 con Historia de una rata mala, centrada en una niña víctima de abusos sexuales. Tampoco es la primera vez que trabaja con su esposa, reconocida académica especializada en temas de género que ya firmó el guión de La niña de sus ojos, donde ponía en paralelo su propia biografía con la atormentada vida de la hija de James Joyce.



La novedad es que no está solo a los lápices sino acompañado de Kate Charlesworth, autora que desconocía pero con una amplia trayectoria tanto en grandes medios británicos como desde la independencia. Lo curioso de esta colaboración a cuatro manos es que la simbiosis gráfica es tal que se me hace difícil discernir donde empieza el trabajo de uno y acaba el del otro. También destaca la cuidada ambientación y sobre todo un uso del color inteligente como instrumento para distinguir los personajes más relevantes en un tiempo en que las mujeres vestían y se peinaban de manera similar. Así, en un contexto dominado por los grises, el cabello pelirrojo de la protagonista, el castaño de Lady Pethick-Lawrence o los tonos violetas que viste Emmeline Pankhurst van más allá de lo estético.



Respecto a lo que cuenta, consigue transmitir la intensidad de la lucha sufragista en la Gran Bretaña principios del siglo XX. Por un lado, el sufrimiento de unas mujeres enfrentadas a una injusticia democrática, despreciadas por la prensa y los políticos, sometidas a maltrato cuando en prisión se declaran en huelga de hambre; pero por otro lado también pone de relieve las encarnizadas luchas internas dentro del movimiento, las acciones de violencia callejera —genuina kale borroka—, la tentación del terrorismo o el definitivo impacto de la 1ª Guerra mundial tanto en la lucha de las sufragistas como en el pacifismo de alguna de ellas. Y más allá de la genial ironía, muy británica, del desenlace, tras la lectura resulta revelador pensar que hace apenas un siglo de esta crucial batalla por la democracia —en España hace menos— que los libros de historia han ido arrinconando hasta convertir a sus heroicas protagonistas en personajes tan anónimos como Sally Heathcote.