5.8.12

HIMMLERS HIRN heisst HEYDRICH



El cerebro de Himmler se llama Heydrich. Esa es la traducción de la frase que se esconde tras HHhH, el extraño título que se esconde tras la novela de Laurent Binet, ganadora del premio Goncourt 2010, galardón muy celebrado entre las letras y los lectores franceses.
“En todos los años que llevo con este libro dentro de mí, no he pensado en ningún momento titularlo de otro modo que Operación Antropoide (y si éste no es el título que figura en la portada que el lector puede leer, es porque cedí ante el editor, a quien no le gustaba en absoluto: le parecía demasiado ciencia-ficción, demasiado Robert Ludlum...)”.
La declaración del escritor puede parecer que procede de una de las múltiples entrevistas dadas. Una cualquiera, tomada al azar, donde se le pregunta por enésima vez por el extraño título; pero no es así, es una frase tomada de la misma novela, y viene muy bien para describir su curioso desarrollo narrativo (y de estilo), además de citar el meollo del asunto.

En la histórica Operación Antropoide un comando de dos paracaidistas checoeslovacos, amparados por su gobierno en el exilio, el ejército británico y las debilitadas fuerzas de la Resistencia checa atentó contra la vida de Reinhard Heydrich por las calles de la ocupada Praga.
“Heydrich, el hombre más peligroso del Tercer Reich, el verdugo de Praga, el carnicero, la bestia rubia, la cabra, el hombre de corazón de hierro, la peor criatura jamás forjada por el fuego vivo de los infiernos, el hombre más feroz jamás salido de un útero femenino”.

De nuevo acudo a la novela para perfilar a su centro neurálgico, Reinhard Heydrich, cuya mano ejecutora también está detrás de la Noche de los cuchillos largos, la Noche de los cristales rotos y el diseño de la Solución Final, la maquinaria industrial que tenía por objetivo el genocidio total y a gran escala de los judíos europeos. La célebre eficiencia germánica puesta al servicio de una buscada masacre étnica.

Reinhard Heydrich, el nazi perfecto, y dos paracaidistas (checo y eslovaco) que encarnan también el ideal de la Resistencia. ¡Viva la Resistencia! La épica y la mítica, los héroes y los supervillanos, y un suceso que como deja bien claro Laurent Binet a lo largo del libro, le fascinaba y obsesionaba desde hacía muchos años. El libro es un best-seller de facto, aquí lleva unas cuantas ediciones, pero por otro lado rehuye su condición desmarcándose en su forma del best-seller al uso, del “demasiado Robert Lundlum” que llevó al cambio de título. Buscando pertenencia al reducido grupo de los grandes ventas que se pretenden algo más que eso. Todo muy francés, por cierto.

Lo distintivito de HHhH es su voluntaria y muy bien llevada condición de mezcla entre novelización de un hecho real (tan épico como un atentado de la Resistencia contra el nazi perfecto), manejo de documentación exhaustiva (sobre la vida de sus tres protagonistas y el contexto histórico inmediato o lejano) y el sentimiento personal e incluso autobiográfico del escritor embarcado en la tarea. Toda la narración se salpica con frecuencia con las reflexiones del escritor que bucea en los hechos, e incluso en sus vínculos sentimentales con la historia. Busca explicación por la fascinación que siente por el mal absoluto (Heyndrich lo es) y comenta todo tipo de detalles relacionadas con otras obras de ficción que tratan el mismo hecho histórico o incluso contextos similares.
“De repente, lo veo claro: Las benévolas es «Houellebecq entre los nazis», así de sencillo.”
Es curioso porque esa construcción del relato del autor frente a su obra, que se pregunta de dónde sale un dato en un texto ajeno o que apostilla con desmesura si un diálogo es real o teatralizado, es la parte más afectada, teatral y novelizada. Una decisión de estilo arriesgada y, ciertamente, no exenta de cierta pretenciosidad, que en ocasiones se rebaja con saltos de línea de voluntad cómica (siempre referenciados a sí mismo y a su obsesión, nunca hacia el hecho histórico. Pero la gracia está ahí porque funciona, porque tiene un objetivo, desnudar, por contraste, de efectos teatrales la historia de verdad. O de simularlos. Y funciona porque sus últimas cien páginas, cuando se pone ya en la labor de describir la Operación Antropoide la cosa tira que da gusto y te zampas la lectura como si fueran palomitas. Nouvelle Palomitas, es cierto, pero el efecto está ahí y es uno de esos gozos que como lector busco y aprecio. Meterme dentro y ver cómo la página 125 es de pronto, en un santiamén de suspenso temporal, la 180. Ayuda mucho la organización en capítulos breves, en ocasiones minúsculos, que hacen adictivo el avance en la lectura, y la frase corta y directa que domina el relato histórico (y no el otro).



Me acerqué a HHhH porque alguien me dijo o escribió que valía la pena; y no una sola persona sino varias. Tampoco sin mucho detalle sobre lo que iba a encontrar. Luego, con la llegada del verano, me pareció bien escoger una lectura de la Segunda Guerra Mundial, con sus nazis malos y sus heroicos resistentes. Y he disfrutado bastante, esto es así y así lo digo.

 

3 comentarios:

Desperado2005 dijo...

En Patria, la novela ucrónica de Robert Harris, en la que se describe un 1964 en el que Alemania ha vencido en la II Guerra Mundial, el punto de inflexión que hace que los acontecimientos se desarrollen de manera diferente a como los conocemos es la supervivencia de Heydrich al atentado de Praga.

absence dijo...

Precisamente, se habla de ella en HHhH, como (supongo) de casi todos los libros que tocan el tema. Eso sí, más que hablar de la novela se habla de la adaptación cinematográfica, El crepúsculo de las águilas, película que por cierto no he visto.

Enric Hernández March dijo...

Efectivamente, una lectura refrescante y muy recomendable, que permite ver la realidad (o la ficción) desde diferentes puntos de vista que se entrecruzan y confluyen en el acto narrativo.