31.12.08

ENTREVISTA A HERNÁN MIGOYA Y JOAN MARÍN


Hace pocas semanas entrevisté para el magazine radiofónico Cabaret Elèctric a Hernán Migoya y Joan Marín, responsables de Olimpita (Norma). Pueden escuchar el audio aquí; como se desarrolló en catalán, he traducido y trancrito la charla. Aunque mi opinión sobre la novela gráfica queda clara en las preguntas, vaya por delante que Olimpita me ha gustado. Rehuye el postalismo mediático con que se suelen abordar temas como la emigración y el maltrato, y quizá por ello consiguió tocar fibra, algo que no experimento demasiado a menudo cuando se tocan temáticas tan sensibles y lo habitual es acudir a lo fácil. El trabajo gráfico de Joan Marín tampoco debe pasar por alto: me parece excelente. Para acabar y dejarles con la entrevista, llaman mi atención las referencias al trabajo desarrollado por Norma, tanto a nivel de impulso inicial como de apoyo a los autores.

Cabaret: En Olimpita encontramos a Hernan Migoya, escritor a menudo envuelto en polémica, frente a dos temas de enorme sensibilidad pública, emigración y malos tratos. Supone un cierto riesgo.

Hernán Migoya: Por la mirada que me haces, el riesgo soy yo, no los temas. Sí, tienes razón.

Cabaret: Pero és un cómic serio.

Hernán Migoya: Sí; supongo que no quieres decir que nosotros no seamos serios sino que este puede colar como exposición de una problemática social, etcétera. Sí. Yo no soy muy fan, y tú lo sabes, de las obras con mensaje, así que hemos huido un poco de eso del mensaje. Por un lado, como Barcelona es tierra de emigrantes, hemos tratado la emigración superponiendo un poco la “charnega” de los Sesenta con la actual ola migratoria, haciendo que interactuen dos grupos que son diferentes y al mismo tiempo forman parte de las clases populares. Por mi origen y dónde he crecido conozco un poco como actúa el grupo al que pertenezco. Por otro lado está el tema del maltrato, que cuando has vivido en un barrio popular de hace 20 años conoces porque era el pan nuestro de cada día. Historias familiares, y concretamente la de una tía segunda, están reflejadas en la problemática a la que se enfrenta Olimpita. Pero volviendo a la pregunta, creo que este proyecto es tan serio como cualquier otro.

Cabaret: Has sacado el tema de Barcelona. La historia transcurre en el barrio de Gràcia y en su mercado. Joan, ¿como dibujante tuviste que visitarlo a menuda para pillar el ambiente?

Joan Marín: Sí, la verdad es que bastante. Ahora ya vivo en Barcelona, pero cuando estaba dibujando Olimpita vivía en Sabadell y tuve que hacer muchos viajes para empararme de un barrio bonito e intenso, con mucho movimiento, e intentar darle al cómic esa sensación de vida propia de Gracia, un barrio que parece un puebl. Queríamos reflejar mucho esa ida de que todo es muy próximo, muy vital.


Cabaret: El momento en que se canta La falsa moneda es duro. Hernán, por lo que he leído está relacionado con esa historia familiar que has comentado antes.

Hernán: Por un lado está la canción. Me encanta la versión que hace Buika de La falsa Moneda, una versión íntegra de un tema que otros han censurado haciéndolo más políticamente correcto. Y por otro lado, la escena a la que te refieres supone el momento álgido del maltrato en Olimpita. Cuando era pequeño, diez o doce años, visitábamos a mi familía del Norte, en este caso la de Burgos, donde vivía uno de mis tíos, minero como la mayoría de mi familia asturiana o leonesa. Una de las rutinas de los mineros cuando salían del trabajo era irse directamente al bar, a tomar orujos y, básicamente, emborracharse. La costumbre de mi tío era llegar borracho a casa, subir al piso, despertar a golpes a su mujer y hacerla salir al balcón para que cantara canciones a los colegas que esperaban abajo. Cuando de pequeño conocí a esa mujer, que entonces ya tendría unos 55-60 años, recuerdo que iba a ayudarla a poner la mesa, tal y como me había enseñado mi madre que debía hacer en casa ajena. Recuerdo que se giró muy nerviosa y me dijo “Quita, quita, que eso es cosa de mujeres”. Toda esa historia se me quedó dentro, me inspiró y quise volcarla en Olimpita.

Cabaret: Lo cierto es que me ha sorprendido. A ver, las cosas tuyas que había leído, Hernan, eran más coñonas. Leyendo Olimpita hubo un momento en el que me alcanzó la dureza de la historia, me tocó, un tipo de reacción muy poco habitual en mí y a la que no estoy acostumbrado.

Hernán: He intentado dar una visión que no fuera la oficial, simplista y esquematica de buenos y malos. He intentado que el lector comprenda a todos los personajes, aunque despues los condene. Tanto Joan como yo hemos intentado ser limpios con ellos.


Cabaret: Y a ti Joan, ¿Qué te pareció ese guión duro y poco habitual?

Joan: Desde el principio la tarea era dura de por sí; para un dibujante 150 páginas supone un trabajo duro. Dejé de lado las ideas preconcebidas que se pueden tener al tratar este tipo de temas y comenzamos a hablar sobre la obra, sobre el tebeo. De repente decubrimos que en ese momento lo más importante no era no era la temática sino que ambos entráramos en sintonía para tratar de explicar lo mismo. La historia me ha gustado muchísimo. Hernán ha hecho su trabajo muy muy bien y hemos trabajado muy a gusto juntos. Toca temas duros y he tratado de reflejarlo en el dibujo. Hacerla en blanco y negro ha sido muy útil para tratar la historia de manera dura y contundente pero no... no sé com decirlo... no entrando en...

Hernán: En tremendismos.

Cabaret: Joan, formaste parte de 7 Monos, un colectivo que destacaba en el modesto panorama alternativo de los 90, pero luego desapareciste.

Joan: Entré en Bellas Artes para aprender a dibujar mejor, soy muy perfeccionista, y dejé los cómics de lado para dedicarme a la pintura y la fotografía.

Cabaret: Y ahora regresas con Olimpita.

Joan: Fue curioso. En el mundo del cómic conoces a mucha gente, pero lo convertí en vía secundaria de creación. Hacía cosas, pero en el ámbito personal e íntimo. Entonces Óscar Valiente (editor de Norma) se puso en contacto conmigo a través de mi página web, hicimos una prueba y mira.

Cabaret: Me ha gustado mucho el dibujo. Luego busqué en mis estanterías Martín, el comic book que realizaste para Dude hace ya unos años.

Joan: En el pleistoceno.

Cabaret: En Martín la influencia de los Hermanos Hernández es evidente.

Joan: Los Hmnos. Hernandez son dos de mis referentes básicos, dos artistas maravillosos desde el punto de vista gráfico pero tambien por el contexto social que explican.

Cabaret: Supongo que si Olimpita me ha gustado tanto no sólo es porque hay una buena historia, sino también porque el dibujo transmite muy bien la historia.

Joan: Encontrar el punto gráfico exacto para contar la historia de la mejor manera posible supuso un duro trabajo. Es algo que tengo muy claro: las historias han de tener su forma de contarse. No sirve tener un estilo para toda la vida, el estilo se ha de adaptar siempre a lo que estás contando, y en Olimpita eso era muy importante. Hernán se llevaba las manos a la cabeza porque tarde dos o tres meses en conseguirlo.

Hernán: O más. De hecho, el storyboard lo adaptamos juntos. Antes de saber quién sería el dibujante había hecho un storyboard primerizo. Creo que soy de los pocos guionistas que trabajan haciendo storyboard, un poco a la manera de Frank Miller. Necesito integrar mucho la imagen con lo que estoy explicabdo. Luego Joan fue super creativo redibujando todo eso, adaptándolo a su estilo. Ha sido enriquecedor en dos direcciones.

Joan: Sí, es lo que decía antes de no es que uno haya escrito y el otro dibujado, hemos participado ambos en las dos cosas. Mis dibujos han sido suyos de la misma manera que yo he hecho mío su guión, y creo que eso se nota mucho en el cómic.

Cabaret: Hernán, la puesta en escena forma parte del guión i puede parecer extraño que haya quien pueda pasar éste como si fueran diálogos de una película.

Hernán: Si, de hecho uno de los tebeos de superhéroes actuales que más me gustan es el Puño de Hierro que dibuja David Aja. Me sorprendió ver el guión de Ed Brubaker, publicada una parte como extra de la edición española. Me asombró la poca cantidad de información que había y que lo que más interesante me parecía del cómic fuera cosa del dibujante, interpretación propia de David Aja. Me sorprende porque a mí como guionista me parecería estar haciendo sólo la mitad de mi trabajo; con todos los respetos para Brubaker, que es un guionista sensacional, es sólo la manera de trabajar.

Cabaret: ¿Trabajareis juntos de nuevo?

Joan: Si, tenemos otro proyecto.

Hernán: Norma nos ha hechado el lazo y es la primera vez que me encuentro verdaderamente arropado por una editorial, sé que quizá está feo decirlo, pero en mi trayectoria es la primera vez que estoy contento al 100%, a todos los niveles, de cómo nos están llevando, así que antes de que se publicara Olimpita ya habíamos firmado para otra novela gráfica. Creo que hay équipo para rato.

Cabaret: Eso es todo, muchas gracias.

Nota: si se han quedado con ganas de más, en Zona Negativa publicaron hace poco una excelente entrevista en dos partes.

30.12.08

LOS BARBUDOS DE STAN LEE

Battle 066

Fidel Castro, el hombre con barba, líder de ‘Los Barbudos’, el barbado ejército rebelde que ha tomado Cuba tras una guerra muy comentada en la prensa. ¡Éste es el hombre al que Cuba saluda como héroe y libertador! Éste es el hombre... ésta fue su guerra... y ambas son inseparables! (...) ¿Qué tipo de hombre es este barbudo que ahora controla Cuba? ¿Podrá alcanzar la madurez y la sabiduría para superar el vértigo de la victoria y el poder? Ha ganado la guerra, ¡pero es sólo la mitad de la batalla! ¿Podrá Fidel Castro, el hombre con barba, ganar lo más importante: la paz? ¡Sólo el futuro y la historia podrán responderlo!”.
El texto, traducido, es fruto de la habitual verborrea de Stan Lee. Leo la historia en Público y me sorprende. En el número 66 de Battle, con fecha de portada octubre de 1959, Stan Lee y Joe Sinnott publicaron The man with the beard!, una historieta de 4 páginas en la que se glorificaba a Fidel Castro, que por entonces acababa de derrocar a Batista entrando con sus guerrilleros (barbudos) en La Habana. Como fan de los tebeos de la Atlas (la que luego fue Marvel, porque hubo otra Atlas) no puedo dejar de comentarlo.

Rastreo el origen de la historia y veo que no es reciente, en concreto un artículo de 2004 de la revista periódico argentino Página/12 (de donde he sacado el párrafo inicial) que se hacía eco del rescate de la historieta a cargo de su propio dibujante, Joe Sinnott, para las páginas del excelente magazine sobre comics Alter Ego (probablemente para el número 26, de julio de 2003). Está bien matizarlo porque parece que fue ayer que el maravilloso entintador se plantara con las páginas bajo el brazo en la redacción de la revista de Roy Thomas. He intentado localizar escans de la historieta por la red pero no los he localizado, aunque no pierdo la esperanza.

Dejando de lado que los originales desaparecieran de los archivos de Marvel, cosa que se relata dejando un poco abiertas las puertas de la conspiranoia, como si la editorial hiciera desaparecer material comprometedor, cuando son muchas las páginas premarvel perdidas, lo sorprendente es encontrarse con una historia procastrista en las páginas de Battle. Sólo hay que ver la portada del tebeo, que tienen presidiendo la entrada. En un tebeo que se anuncia con un marine rescatado de las terribles fauces del comunismo oriental se alaba al líder de la revolución cubana como
“un ser noble, defensor de la libertad y la justicia; un poco individualista y algo mesiánico pero de proceder recto e intachable; un tanto sanguíneo, pero mesurado a la hora de tomar decisiones trascendentales.”

Battle, de hecho, era el típico ejemplo de comic book bélico nacido en 1951 al amparo de la Guerra de Corea que pretendía reverdecer los laureles de la lucha por la libertad de la Segunda Guerra Mundial trasladados a la lucha contra el comunismo. El trauma de Vietnam aún quedaba lejos. Un tebeo bélico propagandista, aunque eso del propagandismo hay que matizarlo un poco, ya que no eran tebeos gubernamentales o subvencionados, sino entretenimiento pulp, subcultura de derribo, que lo que pretendían era más bien un inocente ejercicio de explotación de los héroes que la chavalería tenía más a mano. En la mayoría de los casos no se trataba de un ejercicio voluntario de transmisión de ideologías. Los comunistas, como los nazis, eran villanos pop, iconos del M.A.L. sobre los que no hacía falta explicar demasiadas cosas para poner al lector en lugar.

Battle 068

La explicación oficial es que en el momento de publicación de The man with the beard! Castro aún no era el enemigo y la opinión pública estadounidense veía con malos ojos al dictador Batista, por muy aliado que fuera. No voy a discutirla, pero aún así no deja de sorprenderme el hecho de que en un tebeo donde los commies eran la perfidia a batir se colara Fidel Castro tan alegremente. Porque vamos, digo yo que la ideología de Castro debía ser conocida, 1959 eran tiempos de caza de brujas y el comic book en concreto ya había pasado su particular via crucis un lustro antes. Stan Lee seguro que lo tenía presente, supongo que recordarán Raving Maniac, aquella historieta de 1953 en la que arremetía contra la persecución de los tebeos de horror (y que los lectores del Blog Ausente pudieron disfrutar aquí). Así que la posibilidad de que jugara a colar subversión a lo burro resulta harto improbable y deberemos ampararnos en la bendita inocencia usaca.

ACTUALIZACIÓN
: Como bien me indican varios lectores en los comentarios (gracias), durante la revolución cubana Castro no se había declarado comunista y, una vez en el poder, tardó algunos meses en aliniarse al lado de la URSS.

battle 65

LAS CHICAS DEL PENTÁGONO


El otro día les enlazaba una sesión de fotos de Life en el Pentágono que servía para ilustrar un descontexto de la Doom Patrol morrisoniana (aquel en el que ustedes hablaron mucho de magia geomérica pero poco de la idea de forzar la normalidad como medio de control). Recorriendo la sesión de LIFE llaman mucho mi atención una serie protagonizada por algunas de las chicas que allí trabajaban. El Pentágono había sido inaugurado en 1943 y las fotografias son de 1951. Veo esos rostros de felices féminas uniformadas y pienso en la entonces naciente Atómica, a las puertas de la Guerra Fría, y en el Pentágono como edificio para la gestión del M.A.L. que la cultura subpop ha vestido como lugar siniestro lleno de intrigas y máquinas de destrucción. Y allí están ellas, jóvenes y sonrientes. Consulto la ficha de la wikipedia y leo que el Pentágono tiene el doble de baños necesarios porque cuando se construyó estaba vigente la ley que exigía la segregación del lavabo colectivo, es decir: baños para blancos y otros para negros. También leo que su diseño fue pensado para convertirlo en el edificio de oficinas más eficiente del mundo y doy entonces con la clave, porque podemos fabular pulp todo lo que queramos, pero en realidad el Pentágono es burocracia, la máxima expresión de ésta. Y es entonces cuando el miedo y la inquietud se apoderan de mí y ni siquiera el desparpajo facial de estas ninfas del alto mando estadounidense logra tranquilizarme, sino todo lo contrario.



29.12.08

LA MALA MUJER


Prometí reseñar por aquí La Mala Dona, novela de Marc Pastor editada en catalán por La Magrana y, de momento, inédita en castellano. Era uno de los tres libros recientes que recuperaban la figura de Enriqueta Martí, la vampira del carrer Ponent a la que deberían recordar ustedes tras esta entrada ausente, y sin duda el que ha tenido más eco mediático. No sé como son los otros (aunque están en mis manos), pero al hecho de que es una buena novela hay que añadir que su escritor es un tipo peculiar, criminólogo y miembro de la brigada científica de los mossos d’esquadra (la policía autonómica catalana). Marc, además, es un tipo la mar de simpático al que pude entrevistar vía radio (audio aquí) dada su condición de irredento lector de cómics, fan de Garth Ennis (Punisher incluido, que viniendo de un policía no es moco de pavo) y amigo de Lo Zombi.

Disfruté bastante con la lectura, y las arriba indicadas buenas credenciales en cuestión de gustos no engañan. Son varias las cosas que me gustan de la novela. La primera es su ánimo de pastiche pulp, y al que entienda lo de pastiche como peyorativo le arreo una colleja. Los amigos de Sherlock Holmes seguro que me entienden. El propio Marc se refiere, en su blog, a Asesinato por Decreto, la estupenda película de Bob Clarck en la que Holmes se enfrentaba a Jack el Destripador. En La Mala Dona tenemos a un gran personaje, el inspector Moisés Corvo, enfrentado a la resolución de los crímenes perpetrados por Enriqueta Martí.

Ficción y realidad se mezclan con habilidad. Personajes reales, como la propia asesina y su entorno, pero también José Milán-Astray quien, antes de fundar la legión española, desempeñó el cargo de jefe superior de la policía barcelonesa, se mezclan personajes ficticios de corte más folletinesco, como el citado inspector Corvo, el ilusionista Makaroff o el enajenado profesor Isaac Von Baumgarten, una mezcla de Van Helsing y Robert Knox, el médico que Stevenson inmortalizó con su Ladrón de Cadáveres (y cuya adaptación fílmica también está presente al inicio de La Mala Dona).

Acudir a Holmes, Stevenson o Poe resulta un acierto porque envuelven Barcelona de una estupenda atmósfera gótica. De hecho, la ciudad se convierte rápidamente en uno de los protagonista indiscutibles de la historia, una Barcelona recién salida de la Semana Trágica, políticamente agitada, en la que burguesía y modernismo guardan bajo la alfombra numerosos cadáveres, entre ellos los niños asesinados por Enriqueta Martí.

He disfrutado con esa Barcelona de barrios altos (el Casino de la Rabassada, hoy ruinas ocultas por el bosque de Collserola) y, sobre todo, de barrios bajos. Ahí me ha tocado fibra por vivir en Ciuatat Vella y reconocer todas las calles. ¡Coño, si hasta hay una persecución a las puertas de mi casa! Encima, me ha servido para descubrir que mi casa era casi colindante (a la vuelta de la esquina) con el Xalet del Moro, el burdel de lujo de principios del siglo XX (y sobre cuyos restos se alza hoy el ambulatorio de la Seguridad Social que me corresponde por zona).

Me gusta también que no se apropie del todo de Enriqueta, es decir, no quema al personaje, lo toma, utiliza y vuelve a dejar en su sitio para quien quiera seguir fabulando con ella. Del mismo modo, es una novela con ambición. He alabado su ánimo de pastiche pulp, pero ese detalle no debe llevara a engaño porque no se trata de un bolsilibro (por mucho respeto que tengamos a la novela popular de a duro) y el Marc Pastor escritor también se deja ver con una estructura narrativa interna de cierto riesgo donde destaca el hecho de que el narrador sea nada menos que La Muerte, una apuesta que no me negarán que tiene sus cojones.

Para acabar, recomendarles un paseo por el blog de Marc Pastor, donde encontrarán algunas referencias más a las aquí mentadas y alguna documentación de interés, como fotos de la época de las casas donde se descubrieron fosas y dobles paredes con restos de niños asesinados.

PISTAS

"Vivimos en una realidad programada por computadoras y la única pista que tenemos se da cuando cambia una variable y modifica nuestra realidad. Sentimos una sobrecogedora impresión de estar reviviendo el presente, un deja vu de estar exactamente igual, en el mismo lugar, escuchando las mismas palabras, diciendo las mismas palabras. Creo que estas impresiones son válidas y significativas, y diré más: dicha impresión es una pista de que en algún momento pasado una variable fue modificada, reprogramada de alguna manera, y debido a ello se creó un mundo alternativo."
Extracto de la conferencia de Philip K. Dick en la convención sci-fi de Metz (Francia), 1977.

philip k dick

28.12.08

APOCALIPSIS ELLIS


La apertura de la línea Pop Corn de Glénat al tebeo norteamericano puede traer sorpresas. De entrada así ha sido con los tres tebeos de Avatar Press con que han empezado, un par a cargo de Garth Ennis (Wormwood y 303) y otro con el que sólo debía sumar dos y dos para lanzarme a su interior: Warren Ellis + Lo Zombi.

He largado mucho sobre zombis por aquí; sobre su carácter de indiscutible monstruo contemporáneo, por ejemplo. La sociedad busca su monstruo en cada momento, y el muerto viviente antropófago es perfecto para el post 11-S, la crisis y la globalización. Pero ese vínculo no es consciente, o no debería serlo, y si nos gustan las historias de zombis también es por su concepción del entretenimiento. Violencia gratuita, culto al arma y a la cohesión grupal, masacre de masas, apocalipsis, supervivencia. En definitiva, corre corre que te pillo. Y Warren Ellis lo sabe.

Digo esto porque estoy seguro que habrá quien se sienta defraudado con Blackgas (que así se llama el tebeo en cuestión). Quien exclame eso, tan gññ, de que es un Ellis menor. El guionista de Planetary es un narrador de historias bruscas, que lanza pedradas con más o menos acierto pero con intención y mala leche. Habrá quien se sienta defraudado porque los zombis de Ellis no son la historia de zombis definitiva (a estas alturas mejor esperen sentados) sino una carrera suicida y veloz en pos de la supervivencia imposible. Y al fin y al cabo los zombis como subgénero son eso y nada más. Una de sus virtudes, más allá de lecturas sociopolíticas o morales, es ese evocador: "Mira tío, los que están a tu alrededor te quieren pegar un muerdo, todos, así que pilla lo que puedas y por tus cojones revienta cabezas, corre y aguanta mientras el mundo se desmorona a tu alrededor”. Pura identificación instintiva con el bate de beisbol como Grial.

De Blackgas me gusta esa idea del zombi como maldición atávica, como regresión primitiva. Está bien porque hablamos mucho del zombi mallrat, que está ahí porque existe, pero si lo piensan no supone el fin de la civilización: el supermercado sigue existiendo.


Vale, es cierto, estoy haciendo lo que no quería hacer, acudir a la metáfora. Cambio de perspectiva: otra cosa que me gusta de Blackgas es que rompe una norma no escrita (o una pauta) de los cuentos de supervivencia ante desbocadas masas de antropófagos, y es que que acaban con su protagonista. Lo que decía antes. Corre hasta que no puedas más, y cuando no puedes más, fin. Ellis es tan burro (en el buen sentido) que se pasa por los huevos ese mecanismo de identificación. Y no digo más, aunque estoy seguro que eso descoloca a más de uno.

Blackgas me gusta porque me recuerda que en estos tiempos de novela gráfica y de reivindicación del cómic, de su potencial narrativo y cultural, no debo perder la perspectiva. Que la explotación y el subproducto molan, que el género es repetición y que lo que es básico y va a piñón también debe ser aplaudido.

Gabba Gabba Hey.

DESTINOS TURÍSTICOS PARA NAVIDAD

visit palestine

visit israel

EL OSITO ASTRONAUTA

Dejo a continuación uno de aquellos cuentos troquelados populares que alegraron viejas infancias. El osito aventurero es obra de Antonio Ayné, maestro de la historieta española hoy bastante olvidado. Gráficamente me parece una delicia asoluta, y más por la interpretación clara e inocente que hace de la temática espacial, de astronautas, cohetes y paisajes espaciales en clave infantil. Por otro lado, este cuento me lleva a meditar sobre el astronauta, icono que fue pOp y que hoy, desde el futuro, veo de capa caída, superviviente a duras penas como personaje con el que fabular e imaginar historias.


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25.12.08

ALGUNAS COSAS QUE LEÍ


Hermano Cerdo, revista online de literatura y artes marciales, me pidió hace días colaborar en el ya multitudinario especial Lecturas del 2008. Me pidieron comentar tres o cuatro lecturas acomeditas durante este año que acaba que me hubieran gustado especialmente. Aquí tienen mi respuesta.

23.12.08

ESPECIAL REGALOS NAVIDEÑOS PARA AMAS DE CASA

¿Tienes pareja y aún no has decidido qué regalarle? Tranquilo, el Señor Ausente ha preparado este catálogo especial con un variado surtido de propuestas que sin duda llenarán de gozo y alegría a la mujer con la que quieres compartir el resto de tus días. Especialmente recomendado para parejas en crisis, muchos de ellos (aunque no todos) propiciarán una mejora del clima doméstico, además de aumentar la calidad de vida de ambos.

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Erradicar la escoba de su vida es siempre una opción infalible.

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Una olla de acero inoxidable reafirmará el amor que te profesa y establecerá férreos lazos por la vía del estómago y las viandas preparadas con cariño.

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Recuerda que Hoover tiene una variada gama de artículos para el hogar, entre los que destaca la plancha. Te amará cuando se la regales y cada vez que la utilice con tus camisas y pantalones.

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La cafetera es otro clásico navideño que alegrará vuestro matrimonio cada mañana.

Regala un cojín
¿Regalos demasiado utilitaristas? No te preocupes: un buen almohadón la hará feliz en su sofá.

En Navidad regala indirectas
¿Prefieres enviarle un mensaje de futuro? ¡Qué mejor que una báscula de baño!

lavadora turca
Y recuerda: las crisis mentales de las amas de casa pueden llevar a la violencia. Los israelíes lo saben muy bien. Así que administra mis propuestas con tacto y simpatía.

ENTREVISTA A RAMÓN BOLDÚ


Ramón Boldú es grande, muy grande, y su regreso con El arte de criar malvas (Astiberri, 2008) la mejor sorpresa que me ha dado en tebeo patrio este año. Pionero de la autobiografía gamberra, en Bohemio pero abstemio (La Cúpula, 1995) explicaba su infancia y sus hilarantes anécdotas trabajando para la revista LIB, además de los entresijos editoriales de la editorial Zeta de la transición; y en Memorias de un hombre de segunda mano (Glénat, 1998) su primer divorcio. Ambas series se publicaron previamente en El Víbora por entregas y recuerdo que era lo primero que leía de la revista, nada más comprarla, y es que con Boldú disfrutaba muchísimo y era casi mi favorito (y tengan en cuenta que estamos hablando de una época particularmente dulce de la revista) .


Pero El Víbora cerró y poco antes Boldú ya había desaparecido de sus páginas, y yo, que era fan incondicional, a lo largo de una década me fui olvidando poco a poco su existencia hasta que hace unas semanas me enteré de la inminencia de un nuevo álbum, completamente inédito, en el que proseguía con sus peripecias autobiográficas, en concreto narrando su segundo divorcio. La impaciencia se apoderó de mí, me abalancé sobre la novedad editorial nada más aparecer y la disfruté de inmediato. El arte de criar malvas es Boldú en plena forma, narrativamente menos caótico, menos brusco, pero sin perder ese demoledor descreimiento para consigo mismo y quienes le rodean. Me lo pasé tan bien con la lectura de las nuevas aventuras de Boldú que fue cerrar el álbum y ponerme a releer su obra anterior con las mismas ganas que antaño.

Dejo a continuación una trascripción de la entrevista que hace unos días Txell Bonet y yo le hicimos en directo en la sección dedicada a la historieta del Cabaret Elèctric; la original es en catalán y pueden descargar la versión audio aquí. Es una entrevista breve, ya que le hubiera preguntado un porrón de cosas más, pero fue un placer conocerle y hablar un rato con él.

Cabaret: Hola Ramón, leyendo tus historias autobiográficas una pregunta surge de inmediato: ¿Cómo reacciona la gente que aparece en tus historietas?

Ramón Boldú: Reacciona diferente. Los hay que no se enteran porque no leen tebeos. Esto, con los primeros, era lo más frecuente, y aún así tuve casi una veintena de querellas. En este nuevo álbum he cambiado nombres, y aunque hay personas que se han reconocido, si ponen una querella todo el mundo sabrá que son ellos. Pero también tengo que decir que hay quien me ha comentado que tiene Memorias de un hombre de segunda mano como libro de cabecera. “Me ha pasado lo mismo”-me dicen-, “me separé, el chaval se quedó conmigo y yo me lo tomaba en plan depre, pero cuando leí el cómic decidí tomármelo como tú”. Eso me lo ha dicho más de uno y me gusta porque veo que ha servido para algo. Es curioso, porque luego la gente de los medios, los periodistas, prefieren Bohemio pero abstemio.

Cabaret: El humor con que afrontas tu autobiografía es impresionante. Dices ser un hombre sin imaginación y que eso te obliga a basarte en hechos reales, pero claro, te pasan unas historias sorprendentes e incluso hay quien pensará que tienes una vida interesante.

Ramón Boldú: Una vida interesante es la del científico que descubre una cura para el sida. La gente me dice “cómo me he reído con tu cómic”, pero luego profundizan y se dan cuenta de que en el fondo es un drama. Hacer comics me sirve para sobrellevar ese drama; primero fue sin querer y ahora que ya sé de qué va lo utilizo, es como si tuviera una cámara a mi al lado y, pase lo que pase, sé que estoy siempre acompañado y, por malo que sea lo que me suceda, pienso que al menos me servirá para explicarlo y que me lo tengo que tomar lo mejor que pueda.

Cabaret: Pero a tu alrededor se congregan una serie de personajes un tanto especiales.
Ramón Boldú: Creo que son personajes bastante normales.

Cabaret: Hombre, conocer unos fans que para celebrar su despedida de soltero te propongan participar en un trío...

Ramón Boldú: Bueno, es que habían leído los álbumes anteriores y sabían de qué iba la cosa.


Cabaret: ¿El tipo de lectores te llegaban de El Víbora?

Ramón Boldú: A "El Víbora" lo que me llegaban eran querellas por fax. Ahora que estoy trabajando en la reedición de ese material alucino cuando veo las cosas que explicaba. ¿Cómo pude explicar todo eso? Y claro, me encuentro con que no puedo bajar el listón. Los años, la edad, hacen que tenga el impulso de reservarme un poco más, pero luego me digo “No tío”. Cosas que hace un siglo producían escándalo hoy nos parecen normales, así que creo que lo que yo pueda explicar hoy, cuando se lea en el futuro parecerá una tontería.

Cabaret: Bohemio pero abstemio y Memorias de un hombre de segunda mano son difíciles de encontrar, especialmente el segundo, y por eso Astiberri los reeditará el año que viene; pero quien no conozca tu obra debe saber que El arte de criar malvas se puede leer y disfrutar perfectamente sin conocer tus autobiografías anteriores.

Ramón Boldú: Lo que se explica en Bohemio pero abstemio y Memorias de un hombre de segunda mano llega hasta 1982, y lo conté quince años después. Ahora ha sido la primera vez que he trabajado con hechos más recientes. Antes me miraba con más distancia y me era más fácil reírme de lo jipi que era y de las cosas que hacía. Con El arte de criar malvas he explicado sucesos de 2000-2002 y me ha costado más porque la distancia es menor. No sé si es nota. He intentado criticarme y reírme de mí mismo pero por una cuestión de edad me ha costado más.

Cabaret: En El arte de criar malvas la forma de afrontar el guión es otra y juegas incluso a incluir un cómic dentro de un cómic, Hasta que la muerte nos separe, donde cambias un poco el estilo de dibujo y todo.

Ramón Boldú: Y el color. Es la primera vez que publico un álbum a color. Me ha servido para diferenciar la historia central, en la que a mis cincuenta años me veo obligado a instalarme de nuevo en casa de mis padres acompañado de mi hijo, de la historieta que estoy haciendo en esos momentos, y que he incluido dentro del álbum, en blanco y negro.


Cabaret: ¿Lo haces todo a mano o utilizas el ordenador?

Ramón Boldú: El coloreado está realizado con ordenador, el resto a mano, incluso los textos. Probé cientos de tipografías diferentes pero no era lo mismo, así que al final los escribí como siempre. Mezclo mucho el texto con el dibujo.

Cabaret: Se hubiera notado porque incluyes mucho texto, sobre todo en los dos álbumes anteriores.

Ramón Boldú: En los antiguos era más gamberro, y cuando comenzaba una página lo hacía sin preparar nada, partiendo de cero. Ahora lo he planificado todo previamente, como si fuera si fuera una película. Y todo lo que explico es real en un 90%; el otro 10% también, pero son modificaciones que sirven para ligar secuencias, para narrar mejor.

Cabaret: No todo es sexo y desventuras personales. Explicas que de pequeño te plantaste un buen día en la redacción del TBO.
Ramón Boldú: Nadie de mi familia pintaba ni dibujaba ni nada, pero yo siempre tuve un lápiz en las manos. De pequeño sacaba malas notas en literatura, pero me parecía muy sencillo explicar cosas mediante dibujos. Con doce años fui al TBO y me dijeron “mira, tú de momento ponte a estudiar que cuando seas más mayor ya verás su te puedes dedicar a esto”. Y fui dando tumbos hasta que a los veinte comencé a publicar en el LIB.

Cabaret: Del TBO a una revista erótica como el LIB hay un buen salto.

Ramón Boldú: Durante siete años publiqué una historieta semanal, Los sexcéntricos, en la contraportada de LIB.

Cabaret: Eso son muchas páginas. ¿Nadie se ha interesado por ese material?

Ramón Boldú: En Internet hay alguna página. (nota ausente: aquí)

Cabaret: En El arte de criar malvas encontramos algunas de tus constantes: sexo, humor bestia, una visión crítica de ti mismo; pero también eres detallista. Te dibujas leyendo El Hombre Enmascarado o, en profundidad de campo, aparecen parejas que se besan.

Ramón Boldú: Es para contrastar con lo que me pasa: mientras busco una vida normal, por la calle veo gente que tiene esa vida. A mi alrededor veo parejas que se quieren e inconscientemente aparecen, por contraste.



Cabaret: También explicas un poco esa faceta tuya como actor de anuncios televisivos, que era algo que cuando se comentaba en El Víbora llamaba mucho mi atención. Además de los de Ikea que se mencionan en el álbum, ¿hiciste muchos más?

Ramón Boldú: Como una veintena. En el primero que hice entraba un gordo en una sauna y luego salía yo, que soy delgado; se suponía que éramos la misma persona, y nos raparon al cero porque consideraron que era como más nos parecíamos. Cuando llegué calvo a casa hubo mucho cachondeo.

Cabaret: Eso es todo, gracias Ramón.

Ramón Boldú: A vosotros.

Antes de entrar en directo Ramón Boldú me comentó algunos detalles más de la reedición de Bohemio pero abstemio y Memorias de un hombre de segunda mano, una edición remasterizada, ya que lo explicado en ambos álbumes es paralelo en el tiempo, y ha creído onveniente reordenarlo cronológicamente en un único volumen. También puso mis dientes largos cuando me explicó que incluirá extras jugosos, como por ejemplo algunas de las fotos de sus reportajes eróticos para LIB, aquellos que se aparecen expresamente en la historieta. Y también que está preparando una nueva entrega autobiográfica en la que explicará sus aventuras laborales en Private. Así que parece que el regreso de Boldú va en serio, y yo como lector me alegro un montón. Si os habéis quedado con ganas de más declaraciones, dejo el enlace aun par de entrevistas más: la de Soitu y la realizada por Compañía perfecta. Pero, sobre todo, si quieren saber más sobre Boldú lo suyo es leer sus tebeos: son buenísimos.

21.12.08

CELTIBERIA SE DROGA: EL PLÁTANO COMO ALUCINÓGENO

Siempre pensé que lo de fumarse una vez secas las hebras del plátano, como droga accesible y doméstica, era una leyenda urbana. Reconozco que lo intenté en una ocasión, hace muchos muchos años, y el resultado fue nulo, así que enterré el tema como la experimentación mema adolescente que fue y que regresa ahora tras contemplar el tutubo que les dejo aquí abajo, descubierto por Maese Spaulding y procedente de la película española La dinamita está servida (Fernando Merino, 1968).



Encontrarán otro fragmento con estupefacientes procedente del mismo filme en el correspondiente post de Spaulding, y a mí no dejan de sorprenderme estas visiones pOp de la necia droga que poco a poco voy descubriendo en la cinematográfia más puramente celtibérica. Sin duda, estos plátanos de la droga forman junto a Manolo Escobar fumando marihuana y el megalisérgico fragmento de Crimen Imperfecto tres grandes momentos de la España toxicómana de los tiempos del desarrollismo franquista y yeyé. Don ddaa ya demostraba documentalmente el otro día que la verdadera leyenda urbana es que en aquella España no había droga.

19.12.08

DICK TRACY Y EL CONCEPTO DE SECRETO FEMENINO


















Las viñetas sampleadas pertencen a tiras de 1932 del Dick Tracy de Chester Gould. El primer volumen que acaba de editar Norma (en una edición magnífica) lo estoy disfrutando mucho más de lo que esperaba, ya que la etapa más célebre de la saga, con un dibujo más suelto y con sus célebres villanos grotescos, es posterior. Así que no lo tenía muy claro, pero sin ser el Dick Tracy que conocía (lo poco que se editó en los 80s en un par de revistas) es sin duda muy recomendable por entretenido, violento e inocente.